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Heidegger: tradición, revolución, resistencia y anarquismo (I)


Robert Steuckers | 13/10/2022

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Despachar a Heidegger en dos, tres o cuatro páginas para explicar que es partidario de la tradición, o de una tradición, es un desafío. No obstante, lo abordaré, para complacer a Eugène Krampon y porque, en última instancia, es una necesidad pedagógica en una lucha metapolítica como la nuestra.

Cualquier neófito que se haya acercado a Heidegger sabe que habla de Dasein, término alemán que significa vida o existencia pero que los filósofos exegetas de su obra prefieren traducir como «estar ahí». No faltaron ejercicios filosóficos de altos vuelos para plasmar este concepto de «estar ahí» con toda la agudeza deseada. Este «allí», para Heidegger, al comienzo mismo de sus reflexiones, son sus raíces en el país de Suabia, en el pequeño pueblo de Messkirch donde nació. Más allá de este arraigo personal, todo hombre, para ser un hombre completo y auténtico, para no ser una especie de brizna de paja arrastrada por los vientos de la moda, debe tener un sólido anclaje, preferentemente rural o semirrural, ciertamente familiar, en un patria, una Heimat, bien circunscrito.

Posteriormente, Heidegger extenderá sus raíces suabas a toda la región, desde el lago de Constanza hasta la Selva Negra, hasta los nacimientos del río central de nuestra Europa, el Danubio. De hecho, es en esta región, muy precisamente, donde nacieron los grandes pensadores y poetas alemanes, incluidos Hölderlin y Hegel. Es en su patria carnal bañada por el naciente Danubio donde se produce nuevamente, a partir del siglo XVIII, el retorno subrepticio y aún velado a la esencia griega de Europa. La germanidad para Heidegger es, por tanto, este espacio de bosques y suaves colinas, a veces más escarpado a medida que uno se acerca a la frontera suiza, pero es también el lugar del surgimiento de un lenguaje filosófico sin igual desde la antigua Grecia, que se sumerge en un particular humus telúrico y en una lengua dialectal y/o vernácula muy profunda: esta suabia debería ser, por tanto, fuente de inspiración para todos los filósofos, como cierta Provenza (que es lo que admitirá gustosamente cuando vaya allí a visitar al poeta René Char).

La tradición para Heidegger no es, pues, una especie de panacea o empíreo, que se encontraría, para el hombre, fuera del lugar donde nació, ni fuera del tiempo que lo obligaba a movilizarse para actuar en y sobre el mundo. Heidegger no es el campeón de una tradición fija, inamovible, extraída del fluir del tiempo. El hombre está siempre «allí» (o «aquí») y «ahora», frente a fuerzas perniciosas que lo adormecen, lo hacen olvidar el «allá» donde nació y los imperativos de la hora, como es el caso de nuestros contemporáneos, víctimas de la disolución de la propaganda mediante técnicas mediáticas, fabricadores de opiniones infundadas. En consecuencia, la «cercanía» (Nähe) es una virtud, una fuerza positiva que debe ser preservada contra invasiones de todas partes y de ninguna parte, de lo «lejano» (Ferne) que perturban y trastornan el equilibrio que necesito para enfrentar el altibajos del mundo.

El mejor ejemplo para mostrar lo que Heidegger entiende por Nähe y por Ferne lo encontramos en su discurso de 1961, pronunciado en dialecto suabo para sus conciudadanos de Messkirch, sus amigos de la infancia con quienes jugaba una especie de «botón de guerras», donde era el líder de un clan de niños armados con espadas de madera. Estos valientes ciudadanos de Messkirch le habían preguntado qué pensaba de la nueva «cosa» que estaba invadiendo los hogares, especialmente en las ciudades, en medio del «milagro económico» alemán: querían que les hablara de televisión. Heidegger se mostró hostil a ella y probó en un lenguaje sencillo que la televisión iba a traer continuamente solicitaciones mentales provenientes de las solicitaciones «lejanas», heterogéneas y exóticas, que impedirían en lo sucesivo al hombre recargar constantemente sus baterías en su «ahí» original y la gente de Messkirch para sentir las fabulosas fortalezas ocultas de su propio país de Suabia.

Heidegger: tradición, revolución, resistencia y anarquismo

Primera parte
Segunda parte

Robert Steuckers: La Nueva Derecha: Por una crítica positiva. Letras Inquietas (Septiembre de 2022)