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La liquidación de la Hispanidad


Ernesto Ladrón de Guevara | 16/02/2021

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

La Hispanidad se ha soportado sobre tres pilares: el primero la sangre, el segundo la lengua y el tercero la religión. Sangre es filogenia, lengua es el testimonio cultural de la evolución de las formas de hablar de una comunidad histórica y religión las convicciones profundas sobre la concepción del ser humano como hecho trascendente.

Sangre hispana, lengua española, religión católica. Son los tres elementos que configuran la civilización que forma la Hispanidad. Las tres fueron atacadas y siguen siéndolo hoy en día. Se rompió la unidad de la raza.

Hoy en día se está descomponiendo el vínculo de unidad hispana a través de una lengua común. Gracias a la negligencia y a la apatía de los próceres que se han sucedido en el gobierno de España durante la etapa de los Borbones, una lengua universal ha sido sustituida por otra de menor entidad en la evolución de los grupos humanos en el mundo, que es el inglés.

Por último, el protestantismo, de la mano de la masonería, insiste en atacar profundamente los ligamentos que han mantenido unida a la religión católica, que tiene vocación ecuménica, universal. Los instrumentos para hacerlo fueron varios: por una parte unas campañas difamatorias y descalificadoras hacia todo lo que se relaciona con el mundo hispano.

Por otra parte, la infiltración ideológica sustitutoria de la tradición cultural que caracteriza a las comunidades hispanas están en la tarea de hacerla prácticamente desaparecer.

Además, la utilización de lo medios de modelación cognitiva de las masas para desensibilizarlas y eliminar la argamasa axiológica que constituye el entramado de moralidad en el comportamiento, para embrutecer al ser humano y animalizarlo. Todo ello por los mecanismos de la propaganda.

Y, una vez producida la erradicación del arraigo cultural, etnográfico y antropológico de las comunidades hispanas, liquidar todo atisbo de reli-giosidad, tratando de incorporar nuevos grupos de religión alternativos, para sustituir ese entramado axiológico, en lo que falsamente se llama sociedad multicultural, que no es más que una sociedad amorfa sin la característica principal que une a la misma con su pasado antropológico y su cosmovisión tradicional. La evolución es la incorporación de nuevos elementos que mejoren las sociedades sin romper con su pasado, sin eliminar su bagaje cultural. El liquidar su pasado y segar sus formas de vida para hacer un hombre nuevo significa despersonalizar a los individuos para convertirlos en masa, en ganado al que poder llevar a capricho por quienes tratan de controlar el mundo desde las bambalinas de lo oculto.

España, fue el núcleo desde el que se irradiaban los principios vitales del catolicismo en su aspecto de transmisión del cristianismo, elemento fundamental de civilización en el mundo, independientemente de lo que cada uno creamos en la perspectiva de la transcendencia. Fue objeto de ataque con métodos subterráneos y poco transparentes. Llevamos trescientos años en una ofensiva sin pausa por parte del mundo protestante, del sionismo internacional y del universo islámico. Precisamente por constituir la religión con mayor número de creyentes, hasta que llegó un laicismo convertido en anticatolicismo a ultranza que mientras cierra las puertas al catolicismo lo abre a otras confesiones. Y por ello había que despedazar al mundo constituido por lo que fue el Imperio nacido en el siglo XV de la mano de Isabel y Fernando, y, fundamentalmente aquellos territorios que fueron partes de España, las Españas, donde el sol no se ocultaba porque la civilización universal era la Hispanidad.

Todo ese mundo impresionantemente humanizado y armónico se desmoronó como un azucarillo y fue presa de la depredación y de la ambición desmedida de los mercados impulsados desde el mundo anglosajón y las logias.

Ernesto Ladrón de Guevara: La Hispanidad descompuesta. Letras Inquietas (Octubre de 2020)

Nota: Este artículo es un extracto del citado libro