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Leamos a Carl Schmitt para afrontar el siglo XXI


Shahzada Rahim | 21/06/2021

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

Durante décadas, los especialistas en relaciones internacionales han confundido el término Nuevo Orden Mundial con las esferas social, política o económica. Incluso hoy, pocos de ellos confunden este término con la era de la información, Internet, el universalismo, la globalización y el imperialismo estadounidense. A diferencia de la compleja categorización del Nuevo Orden Mundial, el concepto del Viejo Orden Mundial era un fenómeno puramente legal. Sin embargo, desde el punto de vista de la modernidad, el término Nuevo Orden Mundial es un fenómeno puramente ideológico y político, que encarna diversas manifestaciones como la democracia liberal, el capitalismo financiero y el imperialismo tecnológico.

En su obra principal El concepto de lo político, Carl Schmitt critica duramente la ideología liberal y prefiere el decisionismo competitivo. Por eso, según los críticos de Schmitt, todo el texto de El concepto de lo político está lleno de connotaciones autoritarias. Sin embargo, no se puede negar que fue la filosofía política radical de Carl Schmitt la que abrió el camino a la revolución conservadora en Europa. Incluso hoy, sus escritos se consideran una de las principales contribuciones del siglo XX a la filosofía política.

En sus principales obras como El Nomos de la Tierra, El parlamentarismo y la democracia, El concepto de lo político y La dictadura, Carl Schmitt utiliza con frecuencia términos simples como «actual», «concreto», «real» y «específico» para expresar su ideas políticas. Sin embargo, avanza la mayoría de las ideas políticas fundamentales utilizando el marco metafísico. Por ejemplo, en el ámbito político en general, Carl Schmitt anticipó la dimensión existencial de la «política actual» en el mundo actual.

Por el contrario, en su famosa obra El concepto de lo político que, los lectores se enfrentan a la interacción entre los aspectos abstractos e ideales y los aspectos concretos y reales de la política. Comprender las distinciones discursivas de Schmitt es quizás necesario cuando se trata de deconstruir el discurso intelectual promovido por los liberales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para Schmitt el concepto de política no se refiere necesariamente a un tema concreto como «estado» o «soberanía». En este sentido, su concepto de lo político simplemente se refiere a la dialéctica o la distinción amigo-enemigo. Para ser más precisos, la categorización del término «político» define el grado de intensidad de una asociación y de una disociación.

Además, la famosa dialéctica amigo-enemigo es también el tema central de su famosa obra El concepto de lo político. Asimismo, la famosa distinción amigo-enemigo en la famosa obra de Schmitt tiene un significado tanto concreto como existencial. Aquí, la palabra «enemigo» se refiere a la lucha contra la «totalidad humana», que depende de las circunstancias. En este sentido, a lo largo de su obra uno de los principales intereses de Carl Schmitt ha sido el tema de la «política real». Según Schmitt, el amigo, el enemigo y la guerra tienen un significado real. Por eso, a lo largo de su obra, Carl Schmitt se mantuvo muy preocupado por la teoría del Estado y de la soberanía. Como escribe Schmitt: «No estoy hablando de la teoría general del estado; como categoría, de la teoría general del estado… Esa es una preocupación típica del siglo XIX liberal. Esta categoría surge del esfuerzo normativo para disolver el estado concreto y el Volk concreto en generalidades (educación general, teoría general del derecho, y finalmente teoría general del conocimiento; y de esta manera destruir su orden político».

De hecho, para Schmitt, la política real siempre termina en batalla, como él dice, «lo normal no prueba nada, pero la excepción lo prueba todo». Aquí Schmitt utiliza el concepto de «excepcionalidad» para superar el pragmatismo del liberalismo. Aunque en sus últimos escritos Carl Schmitt intentó disociar el concepto de «política» de las esferas de control y limitación, fracasó deliberadamente. Una de las principales razones por las que Schmitt aisló el concepto de política es que quería limitar la categorización de la distinción amigo-enemigo. Otro objetivo importante de Schmitt fue purificar el concepto de «política» disociándolo de la dualidad sujeto-objeto. Según Schmitt, el concepto de política no es un tema y no tiene límites. Tal vez por eso Schmitt abogó por ir más allá de la concepción y definición ordinaria de la política que aparece en los libros de texto.

Para Schmitt, fue el liberalismo el que introdujo la concepción absolutista de la política al destruir su significado real. En este sentido, desarrolló su propia idea de «política» en un contexto de «totalidad humana» (Gesamtheit von Menschen). Europa debería recordar hoy el sangriento año revolucionario de 1848, porque la llamada prosperidad económica, el progreso tecnológico y el positivismo seguro de sí mismo del siglo pasado se han combinado para producir una amnesia larga y profunda. Sin embargo, no se puede negar que los acontecimientos revolucionarios de 1848 despertaron una profunda ansiedad y miedo entre los europeos corrientes. Por ejemplo, la famosa frase sobre el año 1848 dice lo siguiente: «Por eso el miedo se apodera del genio en un momento diferente al de la gente normal. Estos últimos reconocen el peligro en el momento del peligro; hasta entonces no están a salvo, y si el peligro ha pasado, entonces están a salvo. El genio es más fuerte precisamente en el momento del peligro».

Desafortunadamente, fue la difícil situación intelectual en la escena europea en 1848 la que causó ansiedad revolucionaria y angustia entre los europeos comunes. Hoy en día, los europeos corrientes se enfrentan a situaciones similares en las esferas social, política e ideológica. La creciente ansiedad de la conciencia pública europea no se puede aprehender sin tener en cuenta la crítica de Carl Schmitt a la democracia liberal. Hace un siglo y medio, al adoptar la democracia liberal bajo los auspicios del capitalismo de mercado, los europeos desempeñaron un papel central en la autodestrucción del espíritu europeo.

El violento auge tecnológico del capitalismo liberal ha llevado a la civilización europea hacia el centralismo, el industrialismo, la mecanización y, sobre todo, la singularidad todo ello en colusión. Hoy, el capitalismo neoliberal ha convertido al mundo en una fábrica mecanizada para la gloria del consumidor, fábrica en la que la humanidad aparece como subproducto de su propia creación artificial. La mecanización no estructurada de la humanidad durante el siglo pasado ha llevado a la civilización humana a una encrucijada tecnológica. Por lo tanto, el dinamismo tecnológico del capitalismo democrático liberal plantea una enorme amenaza a la identidad civilizatoria humana.

Fuente: Katehon