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Unas elecciones convertidas en un nuevo 2 de mayo


Ernesto Ladrón de Guevara | 06/05/2021

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

Las elecciones del 4 de mayo de 2021 han marcado un hito en la historia de nuestro país que pondrá al pueblo de Madrid al frente de las epopeyas señeras en la lucha por la libertad. Como lo fue en Móstoles el 2 de mayo en el inicio de la Independencia de España respecto a un invasor napoleónico que pretendía liquidar nuestro ser y nuestra pertenencia a un marco civilizatorio que fue la Hispanidad.

Es un motivo de orgullo nacional y una alegría inmensa porque esta confrontación electoral en la Comunidad de Madrid ha sido una pugna entre los que confabulan abiertamente para la desaparición de nuestra soberanía nacional, tan manifiestamente representados por Sánchez e Iglesias, agentes conspicuos de la Agenda 2030 de gobierno mundial de las satrapías iluministas internacionales y los que propugnamos ser lo que somos, sentir lo que sentimos, es decir españoles; y conservar la dignidad como personas, quitándonos las ataduras en torno a nuestros cuellos para convertirnos en ganado ovejuno de estas nuevas formas de satanismo que tenemos delante de nuestros ojos aunque todavía haya quien no lo vea o no quiera saber de la realidad.

Los logros gigantescos de estas elecciones son de diferente naturaleza. Voy a enunciar los que a mi forma de ver son los más relevantes.

En primer lugar, hemos podido ver caer a un personaje nefasto como Iglesias, claro exponente del guerra-civilismo y el frente-populismo comunista; un lacayo de Soros al servicio del régimen de Maduro y del antisemitismo más cercano al régimen de los Ayatolás, del cual ha recibido apoyos para poner en marcha su movimiento insurreccional anticonstitucional. Un verdadero caballo de Troya para destruir nuestra convivencia y enfrentarnos de nuevo a los españoles de las dos Españas; la roja y la azul, la filosoviética y la que defiende el orden y la paz. Y que este contratador de mamporreros se retire del escenario político es una gesta de los demócratas que han volcado su voto a favor del constitucionalismo, cuyo alcance aún creo que no hemos podido digerir en toda su realidad. Se acabó el riesgo de lo que Iñaki Ezkerra llamaba «totalitarismo blando» en su libro de igual título; convertido en este periplo plandémico en verdadera dictadura en potencia. El eslogan de Ayuso para que los ciudadanos madrileños eligieran entre libertad y comunismo ha creado un efecto demoledor balsámico en las urnas; y sus consecuencias son evidentes. La izquierda debe abandonar sus tentaciones de demoler el edificio constitucional y el Estado de Derecho para liquidar la democracia, y las libertades y derechos constitucionales; si quiere sobrevivir y que no ser laminada por los ciudadanos con su voto, verdadera arma de liberación para los oprimidos.

En segundo lugar, ya nada es igual a la fecha anterior al 4 de mayo. El presidente ilegítimo Sánchez debe tomar contacto con la realidad. El pueblo no está con él. El sentimiento de las masas de españoles que defendemos la ley y el orden es abrumadoramente mayoritario en nuestro país, España. La identidad de los españoles no ha sido arrasada por estos demoledores de nuestro sentido de pertenencia y de nuestra voluntad colectiva de seguir la estela de quienes nos antecedieron en la construcción de nuestra nación. Podrán debilitar nuestra soberanía, pero los españoles resistiremos. No nos dejaremos laminar por quienes quieren implantar un estado de terror psicológico previo a la eliminación definitiva de nuestra capacidad de decisión sobre nuestro destino colectivo. Sánchez tiene los días contados al frente del Gobierno pese a que seguirá intentando mantenerse con un partido en estado catatónico que es Unidas Podemos en trance agónico y en ese espectro multicolor bullanguero cuya única aportación al común de los españoles es desvertebrar y dejarnos al albur de quienes ejercen prácticas mafiosas como los herederos de ETA. Al partido socialista se le ha sacado la tarjeta roja que se enseña con energía al jugador que es marrullero e incumple las reglas de juego.

En tercer lugar, dentro del partido de Casado ha quedado muy claro cual es el rumbo que quieren los ciudadanos en las políticas conservadoras, que no se congenian con los recadistas de Bilderberg como Casado y Arrimadas. Si no han comprendido el mensaje pronto se verán desbordados por la censura en las urnas como les ha ocurrido en Cataluña y el País Vasco, lo cual es lamentable para los intereses colectivos de los españoles y más en concreto para los ciudadanos que quieren seguir sintiéndose españoles allí donde se conculca el marco de libertades y se abandona la senda constitucional. Si Casado sigue empeñado en lucir la chapita del Foro de Davos y ser el botones de los Rothschild, Rockefeller y demás familia, recibirá la medicina que merezca pues los españoles ya no nos chupamos el dedo y sabemos por donde circulan los vientos que se llevarán por delante nuestra dignidad como personas dotadas de individualidad operante, por nuestra condición de cristianos que reconocemos la mano de Dios en la creación de nuestra dignidad humana.

En cuarto lugar, ha quedado claro que los ciudadanos quieren la conservación de las libertades y derechos protegidos por nuestra Constitución, extirpados por un Estado de Excepción encubierto y el abandono de miles de ancianos en las residencias, con presuntos delitos de negligencia dolosa de aquellos que tenían encomendada la custodia y protección esas personas en instituciones que han sido privadas de los medios suficientes o simplemente sedadas hasta su defunción. Sin que se hubiera aportado nada para su cuidado y seguridad sanitaria. La gestión epidemiológica no ha podido ser más desastrosa, caótica, irresponsable e inhumana, poniendo en evidencia que la llamada Pandemia se ha aprovechado para desarrollar los planes social-comunistas de un Gobierno que ha dejado de cumplir su función para volcarse a sus intereses de secta e ideológicos.

Los ciudadanos se han dado cuenta y han votado a quien lo ha hecho bien que ha sido quien se ha dedicado más a proteger el bien común y el interés general que a centrarse en sus propios intereses partidistas, incluso separándose de la línea marcada por su propio partido, aunque ahora lo nieguen. Se ha demostrado que el pueblo premia a quien utiliza la política para servir y no para servirse.

Dicho lo antecedente, es evidente que Vox está actuando bien. Ha mostrado la vertiente generosa que se supone debe caracterizar a cualquier opción política, puesto que los partidos son estructuras al servicio del pueblo y no de sus propios intereses muchas veces mezquinos. Vox apoyará la gobernabilidad y será el valladar que impida a esta izquierda carcamal volver a controlarnos y llevarnos como masa a su redil inmundo.
Sin embargo, hay que vigilar, y ese es el cometido de Vox para que Ayuso ejerza su función al margen de determinadas líneas que suplantan la propia naturaleza del centro-derecha constitucional. Debe velar por el cumplimiento íntegro de la constitución española. Debe sajar las estructuras del Estado, entre otras las de las cúpulas judiciales para que cumplan su función y dejen de estar corrompidas por las oligarquías partidistas que lo contaminan todo. Deben extraer el pus de esta infección del cuerpo de nuestra nación para que sane. Lo cual hasta es ahora más claro que lo están intentando con cierta eficacia, a pesar de las amenazas a la integridad física y a la seguridad de sus componentes, y pese a las inercias corruptas en lo político y en lo económico que venimos arrastrando. Es un ingente trabajo, cuyo desarrollo, con el sufrimiento que ello conlleva, será agradecido por nuestros compatriotas. Yo no lo dudo. La prueba está representada por estos comicios de los que acabamos de comprobar la fuerza de la nación cuando se rearma.

Varios autores: Pandemia contra España. Letras Inquietas (Septiembre de 2020)