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Cuatrocientos cincuenta años de Lepanto: ¿el aniversario que olvidamos conmemorar?


Albane Comte Comte | 07/10/2021

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Hace cuatrocientos cincuenta años, Europa ganó una de las batallas navales más bellas y gigantes de la historia. Hace cuatrocientos cincuenta años hasta el día de hoy, recuperó su superioridad en el mar Mediterráneo y frenó la expansión otomana.

Hace cuatrocientos cincuenta años, finalmente, fuimos testigos, en Lepanto, del rotundo éxito de la Santa Liga sobre el Imperio Otomano: una victoria sin precedentes, una victoria que ha cambiado el rostro de la historia, ¡pero una victoria que no celebraremos! ¿Es el éxito de una civilización cristiana sobre un poder musulmán hoy en día un acontecimiento inconveniente?

Por su escala, Lepanto es ante todo una de las mayores batallas navales que ha conocido el mundo: en la madrugada del 7 de octubre de 1571, casi doscientas trece galeras españolas y venecianas y trescientos barcos turcos chocan en el golfo de Patras. La costa occidental de Grecia es, pues, el escenario donde chocan, más allá de los hombres, dos poderes y, más allá de los poderes, dos civilizaciones. En peligro por la expansión otomana que comienza a mordisquear sus territorios e imponerse en el Mediterráneo, Europa está en ascenso. Y el historiador Jean-Pierre Bois afirma que si la flota cristiana es inferior en número, su superioridad radica en su fervor religioso que permite a las tropas creer en una victoria sobre el Imperio Otomano cuyo poder ya no se establece y se supera.

Por su desenlace, el día 7 de octubre es, finalmente, un punto de inflexión en la historia: pone fin al expansionismo otomano y reafirma la superioridad de Europa sobre una potencia que comenzamos a creer invencible. Como se dijo en su momento, «¡le cortamos la barba al sultán!».

¿Por qué, entonces, no debería honrarse este tremendo éxito en su cuatrocientos cincuenta aniversario? Nuestra Europa de «convivencia» y laicismo parece querer dejar a Lepanto en el fondo de los archivos, y no se equivoca: conmemorar el 7 de octubre es, en efecto, conmemorar una Europa luchadora que se levanta para defender su identidad y sus valores. . En definitiva, conmemorar a Lepanto es conmemorar la civilización cristiana que dio origen a nuestros territorios. Celebrar la victoria cristiana es celebrar todo lo que ha hecho nuestra Europa para destruir piedra a piedra, es sacar a la vieja Europa de la tumba, como para dar una lección a quien la puso allí.

Fuente: Boulevard Voltaire