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La guerra de las ideas: Investigación sobre el corazón de la intelectualidad francesa, de Eugénie Bastié


Marie d'Armagnac | 19/06/2021

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Joven periodista de FigaroVox y autora de notables ensayos sobre feminismo, Eugenie Bastié abordó, esta vez, a la intelectualidad francesa, esta «pasión francesa» con la que se codea a diario y de la que se ha apoderado del poder de atracción y repulsión que despierta en nuestros contemporáneos.

Este vasto panorama que elabora de las ideas políticas contemporáneas es saludable: los objetivos de Eugénie Bastié son precisos, sus prioridades bien definidas, sus comentarios alimentados por un vasto conocimiento de la historia de las ideas que le llega tanto de su formación como de su formación. de sus asociados. Para este ensayo, la autora se ha reunido con una treintena de intelectuales de todos los ámbitos de la vida, lo que la ha ayudado a perfeccionar su análisis del debate intelectual contemporáneo.

Desde las primeras páginas, el autor señala el regreso de «la guerra fría de las ideas» (censura, sectarismo, cultura del enfrentamiento) en detrimento de este bendito período de los años 80 y 90 donde imperaba «una ética de la discusión». BHL con toda cortesía pero no sin vigor para debatir con Maurice Bardèche sobre el rodaje de Apostrophes.

Por supuesto, el nivel de debate intelectual ha bajado, la gente ya no lee. «Un profesor universitario fue una vez un notable, hoy es un proletario» (Olivier Babeau), y, desde la década de 2000, el regreso de la historia marcada por los atentados del 11 de septiembre, la crisis financiera de 2008, el peligro islamista y el migratorio. La crisis marcó la del debate conflictivo.

Los intelectuales tienen una responsabilidad real en esta dificultad de debatir realmente, hoy, en Francia: Bastié habla así con motivo de una nueva traición a los clérigos. El intelectual generalista, cuya vasta erudición se abrió a muchos campos más allá de su campo de estudio, dio paso al hiperespecialista, muchas veces con dificultades a la hora de reflexionar, una altura de visión propicia para arrojar luz sobre el debate contemporáneo. Consecuencia de esto: el aumento del poder de los divulgadores de los medios, a menudo a expensas de los matices, la sutileza y la precisión del análisis. Esta traición a los clérigos se puede encontrar en esta locura importada de Estados Unidos que son las nuevas ideologías indígenas, racialistas y otros estudios de género que las universidades francesas, sobre todo Sciences Po, hacen gárgaras.

El autor denuncia así la lastimosa defensa de una izquierda necesitada de ideas originales, de una socialdemocracia fracasada: esta radicalización del pensamiento de izquierda, esta guerra de identidades, Eugénie Bastié ve de hecho como fruto de la impotencia política de SOS RAcismo se fue. La única opción que les queda, para ofrecer una visión sistemática del mundo, tras la muerte del marxismo y sus avatares, es la deconstrucción. Hemos pasado del poder del logos al reino del patetismo: anular la cultura y el wokismo intentan imponerse violentamente a través de una victimización imparable: es el derecho a no ofenderse. ¡No podríamos «matar» mejor el debate!

Enfrente, nos dice la autora, el resurgimiento conservador que ella nos dice no ha suplantado la hegemonía cultural de la izquierda, pero ha logrado debilitarla fuertemente. No triunfalismo, por tanto, sino diversidad real: intelectuales mediáticos, cuya influencia se mide en particular por enloquecedores éxitos editoriales, una joven guardia intelectual que viene a reforzar los movimientos y círculos de reflexión nacidos del Manif pour tous. Porque el detonante fundacional de esta salida del bosque, de esta nueva visibilidad del pensamiento conservador, este catalizador de energías, fueron precisamente las manifestaciones de 2013. El autor también ve en ellas el papel de Nicolas Sarkozy, que nos parece cuestionable.

Hoy, aunque «el espacio propiamente intelectual se ha encogido increíblemente» (Marcel Gauchet), el autor quiere creer, a pesar de una clara radicalización de los debates, en un pluralismo redescubierto. La irrupción de las redes sociales y la gravedad de una situación histórica sin precedentes han levantado muchos tabúes. ¡Que tenga razón a largo plazo!

Fuente: Boulevard Voltaire