Los resultados de las elecciones celebradas ayer en la Comunidad de Madrid han dejado seis claves que, para variar, han sido premeditamente olvidadas en los análisis y las valoraciones publicadas los principales medios de comunicación.
1. El falso mito de la baja participación
Ciertos autoproclamados «gurús» de la política han repetido, y logrado hacer calar el mensaje, de que una alta participación favorece a la izquierda. Ese falso mito quedó ayer desbaratado por completo. Cuando al electorado español se le ofrece un discurso con valores y nacional, este responde, acude a las urnas en masa y otorga una aplastante victoria.
2. No fue un triunfo del Partido Popular
El rotundo triunfo obtenido ayer por Isabel Díaz Ayuso no debe atribuirse al Partido Popular. Más bien podemos decir que Díaz Ayuso ganó a pesar del Partido Popular. Los resultados registrados en la Comunidad de Madrid no son extrapolables al resto de España, donde los populares presentan, en la mayoría de ocasiones, a candidatos centristas y melifluos, muy alejados de lo que demanda su base electoral. Parafraseando a Alberto Ruiz-Gallardón, Isabel Díaz Ayuso es un «verso suelto» en el PP de Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo et alia.
3. Vox obtuvo un buen resultado
A pesar de obtener un escaño más que en los anteriores comicios regionales, algunos de los analistas más cercanos a Génova 13 se han apresurado a tildar como decepcionante el resultado obtenido por Vox. La realidad es otra. En una campaña en la que las opciones reales eran Isabel Díaz Ayuso o la izquierda socialista-comunista, Vox no solo no ha perdido votos ante la candidata del Partido Popular sino que ha ampliado su base electoral y su representación en la Asamblea de Madrid. Además, tal y como señalábamos en el punto anterior, estas elecciones no deben leerse como un triunfo de los populares sino de Díaz Ayuso, cuyo programa electoral está mas cercano al de la formación de Santiago Abascal que al de Pablo Casado, lo que supone un éxito adicional para los primeros.
4. El centro no existe
El centro no tiene razón de ser. Ideológicamente, es la insustancia, la ambigüedad, la claudicación, la nada. No defiende ningún valor y carece de ideales. Solo se mueve en la equidistancia. La verdad no existe para el centro: si alguien dice que dos más tres son cinco y otro responde que son siete, el centrista proclamará que no son cinco ni siete sino seis. Y en el caso concreto español, con una polarización que va en aumento, el centro carece, afortunadamente, de espacio político: o se está con España o con la antiespaña. Al igual que ayer perdió todos sus diputados en la Asamblea de Madrid, Ciudadanos irá, elección tras elección, dejándose toda su representación a nivel nacional.
5. La izquierda comienza su larga marcha hacia la derrota
El resultado obtenido ayer por los comunistas y socialistas fue desastroso. Hace pocas semanas, aspiraban a derrocar a Díaz Ayuso con la ayuda cómplice y traidora de Ciudadanos. Ayer, el PSOE madrileño registró su peor resultado histórico en unas elecciones autonómicas siendo incluso superado en votos por Más Madrid, un partido insulso, vacío de todo contenido, que se limita a oscilar, con un mensaje buenista solo apto para estúpidos, entre el ecologismo más rancio y el progresismo fracasado. Por su parte, Pablo Iglesias certificó lo que todos anticipábamos: Unidas Podemos huele a muerto tras haber estafado políticamente a un buen número de pánfilos y estultos. Y es que el abismo económico al que se enfrenta España viene de lejos y es estructural. La pandemia del coronavirus y las suicidas políticas aplicadas por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias solo han acelerado el hundimiento. Día a día, las colas del paro y del hambre aumentarán y muchos de los que en ellas aguarden su turno serán votantes del PSOE y de Unidas Podemos que buscarán otras opciones, en muchos casos muy alejadas de la izquierda. El intento de convertir a España en una república bolivariana abanderadaa por Sánchez e Iglesias (recién dimitido), Iglesias y Sánchez, ha fracasado.
6. La solución no está en las urnas
En todo caso, cabe destacar que la solución a los problemas de España no vendrán de la mano de Isabel Díaz Ayuso o de la derrota de la izquierda ni tampoco de la salida, por condición necesaria pero no única, de La Moncloa de Pedro Sánchez. Como decíamos hace unas líneas, el declive de España a todos los niveles no se corregirá ni evitará por introducir periódicamente un papel en una urna. El porvenir de nuestra nación depende de su rearme ideológico, cultural y social, de la recuperación de una serie de valores patrióticos y espirituales que nunca debieron abandonarse.
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