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Reorientación estratégica: Turquía cambia de rumbo hacia los BRICS


Elena Fritz | 18/10/2024

Turquía ha solicitado oficialmente ser miembro del BRICS, una medida que tiene importancia tanto geopolítica como económica. La decisión del presidente Erdogan de elegir la alianza de países emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como socio poderoso va mucho más allá de la simple política económica. Es un claro rechazo al dominio unilateral de alianzas occidentales como la OTAN y la Unión Europea, que han estado tratando durante décadas de encerrar a Turquía en un corsé de limitaciones geopolíticas y económicas. Los BRICS ofrecen a Turquía una nueva perspectiva: un orden mundial multipolar en el que se respete la soberanía estatal.

Un socio insatisfecho: Turquía y Occidente

Las relaciones de Turquía con Occidente han estado marcadas durante mucho tiempo por tensiones. Miembro de la OTAN desde 1952, Turquía, principal socio estratégico, debe garantizar la reputación de los intereses occidentales en la región. Sin embargo, Ankara está cada vez más frustrada por las directivas unilaterales de Estados Unidos y la alianza occidental. Las relaciones con Bruselas también son problemáticas. A pesar de décadas de negociaciones y un acuerdo de asociación, la membresía en la Unión Europea se ha vuelto distante para Turquía, principalmente debido a reservas culturales y políticas dentro de Europa, que sólo aceptaría a regañadientes a un país musulmán de más de 85 millones de habitantes como socio pleno.

El bloqueo de la Unión Europea también respondió a la frustración en las costas turcas. En los últimos años, Erdogan ha dejado claro que Ankara está cansada de que la traten como a una mendiga. La actitud de Bruselas, que se niega a integrar plenamente a los turcos a pesar de los inmensamente importantes desafíos económicos y de seguridad, está reorientando gradualmente la mirada de Ankara hacia el Este. El cambio estratégico se hace evidente más adelante en 2019, cuando Turquía recurra al sistema de defensa antimisiles ruso S-400, una medida que generará sanciones occidentales.

Un impulso estratégico de los BRICS

La membresía en el grupo BRICS representa a Turquía como una alternativa viable a la OTAN y la Unión Europea. A medida que las alianzas occidentales demuestran cada vez más ser potencias hegemónicas que subordinan los intereses nacionales a sus propios objetivos geopolíticos, los BRICS ofrecen un modelo basado en la soberanía, el respeto y la independencia económica. Los países BRICS no cumplen una agenda doctrinaria, pero necesitan un orden mundial multipolar en el contexto de potencias regionales como Turquía y su futuro.

Para Erdogan, la adhesión de los BRICS es una oportunidad para ampliar considerablemente la maniobra de estos países. Las relaciones económicas con los países BRICS se están fortaleciendo: las importaciones de estos países abandonarán las células de la UE después de su debut en 2024. Ankara comprará lo que se desarrollará no solo a través de nuevas oportunidades comerciales, sino también a través de inversiones y conveniencia. Asociaciones estratégicas con economías emergentes BRICS. El acceso al Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) liderado por los BRICS también proporcionaría a Turquía nuevas fuentes de financiación, sin las limitaciones políticas que a menudo imponen instituciones occidentales como el Fondo Monetario Internacional.

Turquía tiene un inmenso potencial en el sector energético particular. Como centro central de gas entre Rusia, Asia Central y Europa, Turquía podría desempeñar un papel clave. Actualmente, el Turkish Stream, un importante gasoducto para transportar gas por toda Europa, atraviesa territorio turco. Con los BRICS, Ankara podría fortalecer su posición como encrucijada energética y al mismo tiempo liberarse de la dependencia occidental en términos de política energética.

Una señal para Occidente: las fronteras de la OTAN y la Unión Europea

La influencia occidental sobre Turquía debe controlarse dentro de sus límites. Turquía reconoce que la OTAN y la Unión Europea no ofrecen garantías de soberanía nacional, pero también son instrumentos de hegemonía anglosajona. Dentro de la OTAN, Turquía cumplió su papel de aliado leal, pero el precio a pagar fue alto: se sancionaron decisiones militares independientes y hubo que dejar de lado intereses geopolíticos específicos. Lo mismo ocurre dentro de la Unión Europea, donde Turquía siempre ha sido tratada como un outsider a pesar de su importancia económica y posición geoestratégica. Este bloqueo político de las instituciones occidentales ha obligado a Ankara a buscar nuevas opciones.

Por lo tanto, la posible adhesión de Turquía a los BRICS no es sólo una maniobra táctica. Muestra que Ankara está dispuesta a emprender el camino hacia un orden mundial multipolar, un orden mundial que no esté dominado por Estados Unidos y la Unión Europea.

Los BRICS como contrapeso a la hegemonía occidental

El grupo BRICS ofrece mucho más que sólo beneficios económicos. Constituye un contrapeso estratégico a la hegemonía anglosajona, que extiende cada vez más su dominio en detrimento de la soberanía de los Estados pequeños. Estados Unidos en particular, que quiere mantener su poder a través de la OTAN y el dominio del dólar, no está entusiasmado con un orden mundial multipolar. Pero para países como Turquía, que están hartos de la tutela, los BRICS representan una alternativa real: una unión basada no en pretensiones hegemónicas, sino en el respeto y el progreso común.

Erdogan reconoció este cambio. La membresía en los BRICS es más que un simple proyecto económico o geopolítico. Es un compromiso claro con un mundo donde la soberanía y la independencia nacionales sean primordiales. Un mundo en el que Estados como Turquía no se vean obligados a elegir entre Oriente y Occidente, sino que puedan seguir su propio camino.

Turquía en el camino hacia una nueva era

La posible adhesión de Turquía a los BRICS marca el comienzo de una nueva era para Ankara. Los BRICS ofrecen a Turquía la oportunidad de liberarse de las cadenas de las instituciones occidentales y pasar a formar parte de un orden mundial multipolar basado en el respeto y la soberanía. Mientras Occidente sigue intentando preservar su hegemonía, Turquía ha comprendido que el futuro está en un mundo donde ya no haya bloques de poder dominantes, sino una multitud de actores iguales. La membresía de Turquía en BRICS no es sólo una necesidad económica, sino un paso hacia un orden internacional más justo, en el que los intereses nacionales no sean dictados desde el exterior.

Nota: Cortesía de Euro-Synergies