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La reconquista electoral de la derecha española


Marie d'Armagnac | 01/06/2023

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Tras cinco años de gobierno en coalición de izquierdas, Pedro Sánchez y su partido, el PSOE, han sufrido una estrepitosa derrota en las elecciones autonómicas y municipales españolas. Estaban en juego doce comunidades autónomas, nueve de ellas gobernadas por socialistas, pero sólo tres siguen siéndolo. El Partido Popular presidido por Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a ser el primer partido de España, con 7 millones de votos (2 millones más que en 2019 y 760.000 votos por delante del PSOE), mientras que el PSOE ha quedado segundo, con el 28,1% de los votos. La mayoría gubernamental controla ahora solo tres de las diecisiete regiones españolas.

El progresismo no compensa

La izquierda radical, aliada de Pedro Sánchez en el Gobierno, se ha revelado como una piedra de molino en su cuello: la carrera por encontrar la medida más progresista, despierta y fuera de lo común, el one-upmanship ideológico de los activistas de las minorías extremas, ha terminado por asquear a los votantes españoles, que se han volcado en masa hacia las candidaturas de la derecha, el Partido Popular y Vox. Esta última formación, creada en 2014 por antiguos miembros del Partido Popular descontentos con el reenfoque (¿o izquierdización?) del clásico partido de derechas, ha conseguido despertar y captar el auge de la población de derechas. Y sus temas favoritos (inmigración, identidad, patriotismo, antiokismo y antifeminismo) han ganado elección tras elección. A raíz de esto, Pedro Sánchez disolvió las Cortes y convocó elecciones generales para el 23 de julio.

¿Por qué elecciones anticipadas?

Aunque algunos hayan celebrado la decisión «democrática» de Pedro Sánchez de convocar elecciones anticipadas en pleno mes de julio, es fácil adivinar que se trata de un cálculo político, o más bien de un intento de partida de póquer: convocar a la izquierda a unirse lo antes posible o arriesgarse a una derrota en campo abierto, lo que auguraría una derrota aún más masiva en las elecciones europeas de 2024. Para lograrlo, está llevando a cabo una campaña relámpago, martilleando el peligro de la extrema derecha frente al rápido ascenso de los resultados de Vox. Su entorno no ha dudado en plantear los términos del debate y de la campaña: un gobierno de las fuerzas de progreso o un gobierno de derechas, pero con Vox.

La cuestión es si esa hipotética unión de la izquierda seguiría liderada por Yolanda Díaz, ministra de Trabajo española, una comunista que, sin embargo, apoya a Sánchez. Ella ya ha intentado formar un embrión de unión de izquierdas radicales y ciertamente progresistas, Sumar, al que actualmente se le atribuye cerca del 10% de los votos. Los malos resultados de Podemos, que se ha hundido (0,59% de los votos frente al 5,86% de hace cuatro años), hacen aún más frágil la formación de una coalición de izquierdas, aunque todavía no está claro quién la lideraría. En resumen, la extrema izquierda en el poder es una ilusión que tiene dificultades para resistir la prueba de la realidad.

Esta sorpresiva convocatoria de elecciones anticipadas, una jugada políticamente astuta por parte de Pedro Sánchez, obliga al PP a citarse abiertamente con Vox para formar coaliciones, sin las cuales sería incapaz de obtener mayoría absoluta. Y el tiempo disponible para hacer campaña y negociar se ha reducido enormemente: las negociaciones para formar gobiernos autonómicos y ayuntamientos se celebrarán al mismo tiempo que la carrera por los diputados tanto para el PP como para el partido de Santiago Abascal. O cómo intentar dinamizar la dinámica de unidad de la derecha…

La estrategia ganadora de la unidad de la derecha

Esta estrategia electoral no es tabú en España, y puede tener éxito, como lo tuvo en Italia. El PP ya lleva un año gobernando la región de Castilla y León con Vox. Isabel Díaz Ayuso, que fue reelegida triunfalmente como líder de la provincia de Madrid, es la encarnación dentro del PP de lo que podría calificarse como una corriente de derecha asertiva que no rehúye las alianzas con Vox.

Ya el 29 de mayo, Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, declaró: «Ayer por la tarde tuvimos un contacto informal con Vox. Intercambiamos felicitaciones y esta mañana el Sr. Abascal y yo hemos charlado».

Por último, pero no por ello menos importante, España asume en julio la presidencia rotatoria de la Unión Europea durante seis meses. Después llegará el momento de la campaña electoral europea.

Hoy, después de Europa del Este y del Norte, es el Sur, con España e Italia a la cabeza, el que da muestras de un despertar popular, o al menos de agitaciones cada vez más frecuentes. Mientras prosiguen los debates entre el Partido Popular Europeo y los Conservadores Europeos del RCE, que incluyen a Vox y Fratelli d’Italia, hay motivos para esperar que la marea esté girando finalmente hacia la derecha en Europa.

En una conferencia celebrada el martes en Roma, Giorgia Meloni, líder de un gobierno de coalición de derechas que acaba de ganar varias elecciones municipales este fin de semana, declaró: «No deja de ser significativo que hoy estas ideas, nación y patria, hayan pasado a ocupar un lugar central en el debate político, histórico, filosófico y jurídico, y hayan salido de la marginalidad a la que habían estado relegadas durante décadas. No deja de ser significativo que hoy estas ideas, nación y patria, hayan pasado a ocupar un lugar central en el debate político, histórico, filosófico y jurídico, y hayan salido de la marginalidad a la que habían estado relegadas durante décadas. Sólo de la solidez de estas raíces puede una nación extraer la fuerza, el entusiasmo y el coraje necesarios para ser protagonista de su tiempo».

Nota: Cortesía de Boulevard Voltaire