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Un programa populista de derecha


Murray Rothbard | 05/04/2020

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

Un programa populista de derecha (…) debe concentrarse en el desmantelamiento de áreas cruciales del Estado y de la élite dominante y en la liberación (…) de las características más flagrantes y opresivas de ese régimen. Brevemente:

1. Reducción drástica de impuestos: de todos los impuestos, a las ventas, a las empresas, a la propiedad, etc., pero especialmente del más opresivo política y personalmente: el impuesto sobre la renta. Debemos trabajar hacia la derogación del impuesto a la renta y la abolición de [Hacienda].

2. Desmantelar el estado de bienestar: deshacerse de la subclase parasitaria mediante la eliminación del sistema de bienestar, o, antes de su abolición, reducirlo severamente y restringirlo.

3. Abolir privilegios raciales o de grupo: suprimir la discriminación positiva, eliminar cuotas raciales, etc., y señalar que la raíz de estas cuotas es toda la estructura de «derechos civiles» que pisotea los derechos de propiedad de todos (…).

4. Recuperar las calles: triturar a los criminales. Y con esto quiero decir, por supuesto, no «delincuentes de cuello blanco» o «agentes con información privilegiada», sino delincuentes callejeros violentos: ladrones, agresores, violadores, asesinos. Los policías deben ser liberados y autorizados para administrar castigo inmediato, sujeto, por supuesto, a responsabilidad cuando se equivoquen.

5. Recuperar las calles: deshacerse de los vagos. Una vez más: dar rienda suelta a la policía para despejar las calles de vagos y vagabundos. ¿Dónde irán? ¿A quién le importa? Con suerte, van a desaparecer, es decir, pasarán de las filas de vagos consentidos y mimados a la clase de miembros productivos de la sociedad.

6. Abolición de los [bancos centrales]: atacar a los banqueros criminales. El dinero y la banca son cuestiones recónditas. Pero hay realidades que pueden ser palpables: los bancos centrales un cartel organizado de banqueros, que están creando inflación, estafando al público y destruyendo los ahorros (…). Los cientos de miles de millones de dinero del contribuyente dirigidos a los bancos hipotecarios serán pecata minuta en comparación con el próximo colapso de los bancos comerciales.

7. Primero [tu país]: un punto clave, y no pretende ser séptimo en prioridad. La economía (…) no solo está en recesión, se ha estancado. La familia promedio está peor ahora de lo que estaba hace dos décadas. Vuelve a casa (…). Dejemos de apoyar a los vagos en el extranjero. Paremos la ayuda externa, que es la ayuda a banqueros, sus bonos y sus industrias de exportación. Paremos la tontería globalista y resolvamos los problemas de casa.

8. Defender valores familiares: lo que significa sacar al Estado de la familia y reemplazar el control del Estado mediante el control parental. A la larga, implicaría poner fin a las escuelas públicas y su sustitución por escuelas privadas. Pero debemos darnos cuenta de que los sistemas de becas e incluso créditos fiscales, no son, a pesar de Milton Friedman, reivindicaciones transitorias en el camino hacia la educación privatizada, en cambio, van a empeorar las cosas mediante la fijación de control gubernamental más estricto de las escuelas privadas. Dentro de las buenas alternativas está la descentralización y la vuelta a lo local, al control de las comunidades sobre las escuelas.

9. Debemos rechazar de una vez por todas la noción libertaria típica de que todos los recursos gestionados por el gobierno deben ser pozos negros. Hay que intentar, previamente a la privatización definitiva, gestionar las instalaciones del gobierno de una manera más empresarial, o dejarlas al control local. Eso significa que las escuelas públicas deben permitir la oración y deben abandonar la absurda interpretación ateo-izquierdista (…) según la cual el establecimiento de la religión significa no permitir la oración en las escuelas públicas, o en una guardería o en una escuela o una plaza pública en Navidad. Hay que volver al sentido común y la intención original, a la interpretación constitucional.

Por ahora, cada una de estas [propuestas] populistas de derecha es totalmente coherente con una posición libertaria fuerte. Pero toda la política del mundo real es política de coalición, y hay otras áreas en las que los libertarios bien podrían comprometerse con sus socios paleos o tradicionalistas u otros en una coalición populista. Por ejemplo, en los valores familiares, en problemas controvertidos tales como la pornografía, la prostitución o el aborto.

Aquí, los libertarios a favor de la legalización de alguna de éstas deben estar dispuestos a ceder en una postura descentralizadora, es decir, poner fin a la tiranía de los tribunales (…) y dejarlo en manos de (…) las localidades y los barrios, es decir, a las normas de la comunidad.

Fuente: Centro Mises.

Nota: Texto adaptado para una mejor compresión.