El martes 30 de noviembre de 2021, cuarenta y ocho horas antes de dos acontecimientos históricos muy queridos por este ferviente napoleónico, Eric Zemmour decidió presentarse como candidato a la presidencia.
Su candidatura suscita tensiones en el seno del «campo nacional» con los respectivos apoyos de la presidenta de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, su antiguo número dos y ahora jefe de los Patriotas, Florian Philippot, el diputado soberanista de Essonne y jefe de Debout la France, Nicolas Dupont-Aignan, el acérrimo frexiter y fundador de la Unión Popular Republicana François Asselineau, e incluso el nacionalista radical y sucesor de Pierre Sidos, co-fundador de Jeune Nation, Yvan Benedetti. ¿Su entrada oficial en la arena electoral alterará el actual equilibrio de poder? Está por ver…
Según los sondeos, el ex-periodista está entre los cuatro primeros, junto a Emmanuel Macron, la candidata de la derecha moderada Valérie Pécresse y Marine Le Pen. No obstante, hay que ser prudente con estos indicadores de fiabilidad incierta. Son, en efecto, formidables herramientas de manipulación mediática. Estos instrumentos de guerra psicológica de masas son ahora capaces de fomentar detestaciones o falsas adhesiones en la opinión pública. Recordemos que cuatro meses antes del 21 de abril de 2002, el ex-ministro socialista y soberanista Jean-Pierre Chevènement era el tercer hombre…
Las portadas de la prensa rosa sobre Eric Zemmour se inscriben en un esfuerzo por formatear mentalidades que lo realzan y lo denigran a la vez. No cabe duda de que la diosa de la prensa rosa, Mimie Marchand, cercana al matrimonio Macron y que acaba de salir de la prisión preventiva por un asunto financiero vinculado al ex presidente Sarközy, está en misión oficial para el Elíseo.
En cuanto a los numerosos ejemplares vendidos de La France n’a dit son dernier mot (Francia no ha dicho su última palabra), no prejuzgan el resultado final de la noche de la primera vuelta. Con varios títulos (biografías históricas y ensayos políticos), el vizconde soberanista liberal-conservador Philippe de Villiers se vende bien. Sin embargo, en las elecciones presidenciales de 1995 y 2007 sólo obtuvo un 4,74% y un 2,23%. Supongamos que Eric Zemmour vende trescientos mil volúmenes, que todos los compradores son votantes suyos y que se llevan a otra persona, sólo serían seiscientos mil votos o, con una abstención del 50%, el 2,66% de los votos emitidos. El nuevo candidato puede ser víctima de una ilusión hábilmente orquestada.
¿Encontrarán los electores papeletas con la leyenda «Eric Zemmour» en los colegios electorales el 10 de abril? ¿Conseguirá los quinientos patrocinios necesarios de diputados, senadores, cargos electos locales y alcaldes? La tiránica transparencia del calamitoso François Hollande ha impuesto la completa publicidad de las firmas. A menudo cobardes a pesar de su incesante apelación al civismo de sus electores, los cargos electos locales ya no ocultan su reticencia a apoyar a un candidato. Y aunque la «Z» los tuviera, nada impediría que el Consejo Constitucional, basándose en el precedente de 1969 con Pierre Sidos, rechazara su candidatura, ya sea por formularios mal rellenados o por haber sido condenado dos veces por un delito de opinión. Esta última hipótesis sería atrevida cuando se sabe que entre los nueve consejeros constitucionales hay un ex-convicto exiliado durante un año en Quebec (el ex primer ministro Alain Juppé, condenado en lugar de Jacques Chirac por malversación de fondos públicos en el Ayuntamiento de París)…
Supongamos que Eric Zemmour supera estos dos obstáculos. Ya ha comprendido la necesidad de reforzar su equipo, de ahí el nombramiento como director de campaña del antiguo número 2 del ejército, el general Bertrand de la Chesnais. Va a tener mucho trabajo debido a una organización «imprecisa» por el momento. ¿Quién hace qué entre el Comité Zemmour, la Generación Z y los Amigos de Eric Zemmour? Una campaña presidencial es un maratón de 110 metros vallas.
Deconstruyendo a Zemmour
Georges Feltin-Tracol: Zemmour y la sombra romana de Francia. Letras Inquietas (Enero de 2022)
Nacido en 1970, Georges Feltin-Tracol es colaborador de la revista Synthèse nationale y de los Cahiers d’Histoire du Nationalisme. Colabora en la actualidad con Radio Méridien Zéro. Es autor de más de una decena de ensayos.