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Halford Mackinder y la ley de la subjetividad geopolítica


Aleksandr Duguin | 21/10/2024

Un examen detenido del mapa de Halford Mackinder, al que conviene recurrir constantemente en el análisis geopolítico de cuestiones teóricas generales, y también de cuestiones más específicas y locales, porque permite darse cuenta de la gran importancia de la figura del «observador» o «intérprete» en geopolítica.

En la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la lingüística estructural y la lógica moderna, la importancia de la ubicación del sujeto en relación con los procesos examinados es decisiva: dependiendo de dónde y cómo se encuentre el «observador» (el «ejecutante»), la calidad, esencia y contenido de los procesos examinados cambian. La dependencia directa del resultado de la posición del sujeto en las ciencias modernas (naturales y humanas) se considera un valor cada vez más importante.

En geopolítica, la posición del sujeto suele ser el criterio principal, ya que las metodologías, principios y modelos geopolíticos cambian a medida que el sujeto pasa de un segmento del mapa geopolítico del mundo a otro.

Al mismo tiempo, el mapa en sí sigue siendo común a todas las geopolíticas, pero es la ubicación del «observador» la que determina de qué tipo de geopolítica se trata. Para enfatizar esta diferencia, a veces hablamos de escuelas geopolíticas. Pero a diferencia de otras escuelas científicas, aquí la diferencia es mucho más profunda.

Cada «observador» (es decir, cada «escuela») en geopolítica ve el mapa geopolítico general desde el punto de vista de la civilización en la que se encuentra. Por tanto, en su análisis refleja no sólo tal o cual dirección de la ciencia geopolítica, sino también las principales propiedades de su civilización, sus valores, preferencias e intereses estratégicos, en gran medida independientemente de la posición individual del científico. En tal situación, conviene distinguir entre la individualidad de un científico geopolítico y su subjetividad. Por conveniencia, esta subjetividad puede denominarse subjetividad geopolítica.

La subjetividad geopolítica es un factor de pertenencia obligatoria del geopolitólogo (tanto personalmente como desde el punto de vista de su escuela) al segmento del mapa geopolítico al que pertenece por circunstancias naturales de nacimiento y educación o por elección voluntaria consciente. Esta pertenencia condiciona toda la estructura del conocimiento geopolítico con el que tendrá que lidiar. La subjetividad geopolítica forma la identidad civil del propio científico, sin la cual el análisis geopolítico sería estéril, sin un sistema de coordenadas.

La subjetividad geopolítica es colectiva y no individual. El geopolitólogo expresa su individualidad interpretando a su manera ciertos aspectos de la metodología científica, realizando análisis, poniendo acentos, destacando prioridades o haciendo predicciones; pero la zona de libertad individual de la creatividad científica está rígidamente inscrita en el marco de la subjetividad geopolítica, que el geopolitólogo no puede cruzar, porque más allá de eso comienza una configuración completamente diferente de su espacio conceptual. Por supuesto, el individuo geopolítico puede excepcionalmente cambiar su identidad y pasar a otra subjetividad geopolítica, pero esta operación es un caso excepcional de transgresión social radical, como el cambio de sexo, lengua materna o afiliación religiosa. Incluso si tal transgresión ocurre, la persona geopolítica no se encuentra en un espacio individual de libertad, sino en un nuevo marco definido por la subjetividad geopolítica en la que ha entrado.

Nota: Cortesía de Euro-Synergies