Destacados: Agenda 2030 | Libros | Ucrania | Vox

       

Artículos

Marine Le Pen en la segunda vuelta: tras bambalinas de la victoria


Marc Braudiller | 11/04/2022

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

Son casi las 19 horas de la tarde de ayer, domingo 10 de abril, cuando un coche camuflado sale de la circunvalación de París por la Porte de Vincennes. Pisándole los talones, veinte motocicletas de dos pasajeros erizadas de postes y cámaras. Marine Le Pen se dirige al parque donde organizó su velada electoral.

Durante estas veladas, suele haber una atmósfera que anticipa una derrota. A una hora de los resultados, no es el caso de esta noche, con la mirada atenta de la cúpula que susurra conversaciones. Presente entre los invitados, la hermana de Marine Le Pen, Marie-Caroline, se niega a hacer cualquier pronóstico: «No creo nada, pero Macron no debería salir muy bien, o de lo contrario es inútil», confiesa en Boulevard Voltaire. Un activista desliza una confidencia a unos periodistas reunidos a su alrededor: «Realmente tengo mucha confianza. Una candidata local de Yvelines asegura que activistas de Los Republicanos acudieron espontáneamente a ofrecerle sus servicios para la segunda vuelta». «Lo que más escuché fue de todo menos Macron», añadió.

Una gran pantalla corona el escenario en el que Marine Le Pen pronunciará su discurso. Dividido en cuatro, ofrece cuatro canales. Enfrente, una plataforma donde se amontonan decenas de periodistas en torno a buffets generosos.

Son las 19:55 horas. Un movimiento de la multitud lleva hacia la gran pantalla, juntos como una ola imperiosa, a los activistas con banderas y a los periodistas reconocibles por sus acreditaciones de prensa y sus cuadernos o cámaras. En pantalla, Anne-Claire Coudray, en TF1, promete el resultado en dos minutos, luego en un minuto. Resuena La marsellesa, cantada a todo trapo, seguida de consignas: «¡Vamos a ganar!». Finalmente, la sala empieza a contar los segundos: 10, 9, 8, 7… Un grito de alegría acompaña el resultado. Marine Le Pen se enfrentará a Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022. Nos besamos, nos felicitamos. Escuchamos a un joven activista contarle a dos amigos: «Es la noche más hermosa de mi vida».

A partir de ahora, estos militantes son asaltados por los periodistas. Valérie Pécresse, a quien el campo de Zemmour había apodado Madame 20:02 porque anticipaba que llamaría a votar por el presidente de la República dos minutos después de los resultados, es abucheada cuando invita a sus votantes a elegir el lado de Macron. Cuando Bardella le sucede en la pantalla, por el contrario, recibe una ovación sostenida. El «Vamos a ganar» y el «Marine presidenta» vuelven con ganas. Un joven activista del Norte explica que «se siente bien», dice. Rinde homenaje al candidato. Él cree en eso. Un aplauso da la bienvenida a Eric Ciotti quien explica que, personalmente, no votará por Emmanuel Macron. Mismo trato preferencial para Marion Maréchal que llama a votar por Le Pen. El presidente de la República es abucheado, como Valérie Pécresse. Son las 20:30 horas: «Macron ha tomado los votos de Pécresse», explica un activista. Nos quedan quince días de campaña para hablar de balance, negocios, affaire McKinsey, conflictos de interés. Marine Le Pen tiene experiencia. El candidato apelará a todos aquellos que no votaron por Macron.

De repente, una estampida no consigue abatir a activistas y periodistas: Marine Le Pen, rodeada de guardaespaldas, sale de la sala estrechando manos y besando a conocidos.

Discreto, el asesor especial de Marine Le Pen, Philippe Olivier, explica a Boulevard Voltaire que no será fácil para Macron: «Va a salir como lo planeamos. Las pensiones servirán de espantapájaros», explica. Y el campo nacional se va con un capital del 35% de los votos en primera vuelta, que es considerable. Añade las voces de Le Pen, Zemmour, Dupont-Aignan y Jean Lassalle. Y duda de la eficacia del aplazamiento de las votaciones de Mélenchon: «Un votante de izquierda radical no votará por Macron: hay una porosidad con nosotros, algunos han pasado por nuestro campo antes de cambiarse a Mélenchon, volverán». Finalmente, siente que el campo de Macron está «febril» y ve el éxito de su estrategia a largo plazo de la gente contra las élites.

Son casi las 21.00 horas, Zemmour aparece en la pantalla y llama a votar por Le Pen entre aplausos.

En el otro extremo de la sala, Jean-Lin Lacapelle, eurodiputado de Rassemblement National, señala que la presencia de Zemmour en la contienda priva a Le Pen de una pole position en la primera vuelta y muestra cuánto ha aplastado la escisión entre los patriotas contra los globalistas al candidato republicano. Ve en Marine un proyecto lleno de esperanza, una candidata creíble y cercana a la gente, capaz de resistir la compañía de la satanización que volverá a empezar como nunca antes. ¿Se resistirá, le preguntamos? Responde con una pregunta: «¿Resistirá?». El presidente es, también para él, «muy febril, muy agresivo, rayano en el insulto, no está preparado». Por su parte, Le Pen insistirá en sus temas: el poder adquisitivo, lo social, la identidad, la soberanía.

La batalla por Francia no ha terminado. Quedan quince días de campaña para vencer a Emmanuel Macron que tanto daño ha hecho. La mayoría de los activistas se marcharon cuando los canales de noticias empezaron a hablar de la posibilidad de que Mélenchon se clasificara para la segunda vuelta a costa de Marine Le Pen…

Fuente: Boulevard Voltaire