El doctor y profesor de Filosofía Carlos X. Blanco, bien conocido por los usuarios y lectores de Adáraga, nos habla en esta ocasión de su novela de aventuras, El horror en la selva, una historia salpicada con gotas de terror y fantasía, situada en un mundo exótico e inesperado, donde la pureza y valentía se imponen al lector.
¿Volver a las aventuras clásicas?
Desde luego. Llevar al lector, especialmente al lector joven, a un mundo exótico, lleno de peligros, donde se exige heroísmo y sacrificio por los demás, no sólo es entretenido: es formativo. Al lector, aunque sea por medio de la imaginación, se le recuerda que la vida no es fácil, que hay cosas en el mundo por las que vale la pena luchar, que quien posee el don del arrojo, de la fuerza, de la sagacidad, está obligado a emplearlos en provecho de otros que no están tan bien dotados.
¿Desaparecerá la novela de aventuras?
Es posible que la censuren. Pero una minoría siempre la buscará, aunque sea bajo las piedras. Ya ha comenzado la purga de libros. Hasta los cuentos de hadas están siendo «maquillados» por la nueva censura. Una Blancanieves feminista, un Aquiles negro, etc. El control orwelliano ya está en marcha. No sólo prohibirán la novela clásica de aventuras: la propia música de Bach, la épica homérica, los relatos de Lovecraft. En todas partes ven racismo, machismo, fascismo. Es un control social enfermizo, una verdadera caza de brujas que gana puntos en histerismo. Ya se han lanzado condenas contra Wagner, Tolkien, Verne… ¿Qué nos queda por ver?
¿Has disfrutado escribiendo El horror en la selva?
Mucho. Espero que ese goce se contagie al lector. Con las palabras y las imágenes que ellas suscitan, uno puede viajar al África tropical, a los tiempos coloniales, al cine para todos los públicos, en aquellos años dorados en que «la película de los sábados» y las «novelas para el verano» nos hacían viajar cuando éramos muchachos, días en que esas historias de heroísmo y lucha contra el mal nos mostraban los más hermosos arquetipos.
¿Se dirige sólo a la juventud su libro?
En modo alguno. El adulto lleva consigo siempre al niño y al muchacho. Vive su juventud en el fondo del alma, y más si se trata de un adulto sano y bien constituido. Al viajar con las palabras y con la imaginación, al identificarse con los héroes jóvenes, también sanos y sin doblez, una persona de cualquier edad se purifica. Reivindico de la literatura su papel catártico, lustral… Abomino de la literatura adoctrinadora, esa que quiere imponer la Agenda 2030 en las mentes de los niños y adolescentes. Como soy docente, me estoy dando cuenta de los efectos de toda una horda de «educadores para la ciudadanía». A fuerza de querer imponer libros ecofeministas y arcoiris, nos estamos encontrando en las aulas, en realidad, a monstruos egoístas y fríos, yonquis del móvil, adictos a la pornografía y al vídeo «viral». Quieren maquillar los cuentos de los Grimm y las novelas de Verne y, en cambio, los «educadores para la ciudadanía» no prohibieron, en su momento, el acceso a internet y a un móvil a los menores de 18 años. ¿Se creen que somos idiotas? Están produciendo exactamente el mismo tipo de monstruos que ellos quieren crear? Ellos, los guardianes del Nuevo Orden.
El horror en la selva posee también claves spenglerianas, como tantos de tus otros libros, sobre todo ensayos.
Sin duda alguna. No es sólo aventura y heroísmo. Es una pequeña novela de «tesis». Y la tesis es la siguiente: en medio de la mayor decadencia y degradación, aún así, se puede conservar la identidad propia, la dignidad, la misma condición humana. El hombre rápidamente decae en la bestialidad. Los valores de la cultura propia son un bastión ante la entropía humana: la tendencia a la disgregación y el desorden.
Carlos X. Blanco: El horror en la selva. EAS (Julio de 2020)
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