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El Líbano, de una crisis a otra


Louise Linot | 11/03/2021

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El martes 9 de marzo se produjeron enfrentamientos en El Líbano entre manifestantes chiítas. En el medio, un convoy de autos con vidrios oscuros en el que se encontraba el director de Seguridad General, que quería pasar el retén que estos manifestantes habían formado en la carretera del Norte. Desde el martes, los manifestantes han bloqueado las principales carreteras de El Líbano, y desde el sábado pasado están en las calles exigiendo medidas contra esta crisis interminable.

¿Deja Vu? De hecho, hace ya más de un año y medio que los libaneses comenzaron lo que ellos mismos llaman la «revolución». Desde hace año y medio que han salido a las calles para expresar su descontento, los libaneses apenas se han detenido en el momento álgido de la pandemia. Pandemia que no ayuda a solucionar sus asuntos, al contrario, ha dado lugar a otros problemas: lo shospitales no tienen equipamiento suficiente, los médicos huyen de El Líbano donde están mal pagados, la atención sanitaria de inmigrantes sin recursos económicos…

En respuesta a esta crisis sin precedentes, el primer ministro Hassane Diab anunció hace apenas un año, el 9 de marzo de 2020, que no reembolsaría la deuda de 1.200 millones de dólares para dedicar este dinero a la reconstrucción de El Líbano. Por primera vez en la historia de El Líbano, se dice que paga bien. Pero hoy, y desde hace una semana, la libra libanesa ha alcanzado un máximo histórico, a saber, que ahora estamos cambiando 10.000 libras por un dólar. El precio de una botella de aceite de oliva, el alimento básico de la cocina, vale de cinco a seis veces el precio anterior. No solo la situación no ha mejorado, sino que está empeorando día a día. La crisis se agrava.

¿Y qué están haciendo los políticos? Si vamos a creer las afirmaciones de la calle, no mucho. Incluso parecen ignorar las demandas de las calles: en los siete meses que se supone que el gobierno es un gobierno de transición, todavía no ha sido reemplazado. Peor aún, parece que está desairando a los manifestantes que los pusieron en el poder: el lunes por la noche, nadie, ni la policía ni el ejército, vino a desbloquear las carreteras. Las élites, que no se han visto afectadas por la crisis económica, siguen haciendo oídos sordos.

Fuente: Boulevard Voltaire