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Alberto Garzón o lo lejos que llegó el muchacho de un blog


Carlos X. Blanco | 14/02/2024

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

La «casta» consiste en esto. Encumbran a un muchacho que tenía un blog dedicado a comentar El Capital de Marx, escrito con notables errores teóricos de bulto. El muchacho decía ser comunista, pero el ego inflado de quien está siendo proyectado al estrellato ministerial le impedía contestar a pie de «entrada» a las críticas y señalamiento de errores.

El muchacho con su blog «marxista» llegó a ser un jovencísimo diputado y profesor universitario. Todo un referente para Izquierda Unida. Después de décadas colaborando con el PSOE, la «trituradora de España», la coalición que trituró al comunismo español, le puso al frente. Ahora, él dice estar triturado por la política. Desde el veterano, digno y recto Julio Anguita, la coalición convertida en comparsa y caniche del PSOE y de Podemos, desciende al fango, dirigida por el muchacho del blog, uno que dice enseñar economía marxista.
Como ministro jubilado, y aún en tierna edad, el muchacho cobra más de 5.000 euros mensuales de las arcas del Estado. No es mala paga para quien ha iniciado grandes gestos revolucionarios: huelgas de juguetes y advertencias contra el consumo de carne.

Era un intervencionista en economía, no del gusto de Milei, pues cada vez que hablaba «subía el precio del pan». Desde siempre significó el más vergonzoso y vergonzante triunfo de la izquierda mamarracha: subvencionar compresas, atacar a los campesinos, mucha ideología arcoíris, juguetes no sexistas y barbies en huelga. Ante todo: Agenda 2030. De haber seguido en el poder, seguro que se habrían «normalizado» los desfiles de niños varones vestidos de furcia, erotizados vilmente con lencería de «putón» y banderas multicolor. Anguita, Lenin o Marx sólo tendría desprecio, cuando no leches, para estos personajes.

Hoy nos enteramos de que quería trabajar para el chiringuito de Pepiño, Zapatero y, ¡ojo!, varios peperos. Ese chiringuito del PP-PSOE llamado Acento es, quizá, el principal muñidor del sultán de Marruecos y de su oligarquía. Gracias a la casta política española, gracias al «comunista» Garzón, y gracias a una burguesía española sinvergüenza, Marruecos ha conseguido hacer de España una colonia. A la colonia España mandan sus excedentes de población. A miles de sus jóvenes, alegres magrebíes que repoblarán el solar, les damos estudios y ayudas. A miles de sus delincuentes, les damos pernoctación gratis en los hoteles carcelarios, que los llenan. A la colonia de Marruecos sacrificamos nuestro agro en provecho de sus productos, que entran preferentemente, con la ayuda inestimable de la muy emputecida Bruselas, que también se deja comprar.

Parias de la tierra, famélica legión: imitad al muchacho Alberto. No es que llegue a ministro cualquiera, es que para ser ministro hay que ser traidor.