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Entrevistas

Francisco Bendala: «El aumento de patologías como gripes, catarros, insuficiencias respiratorias y cardiorespiratorias o el cáncer está relacionado con la geoingeniería»


Redacción | 13/11/2023

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Entrevistamos a Francisco Bendala Ayuso, teniente coronel retirado y co-autor del best-seller Geoingeniería 2: Un infame pacto de silencio, una obra publicada por la editorial Ultima Libris que ha supuesto un antes y un después en el estudio de la geoingeniería y la manipulación climática en nuestro país.

Redacción: ¿Cómo definirías la geoingeniería?

Francisco Bendala: Considero válido definirla como el conjunto de técnicas de muy diversa naturaleza cuyo único y común fin es alterar de manera premeditada e incluso alevosa los distintos sistemas climáticos de la Tierra mediante la dispersión en el aire de una muy amplia variedad de sustancias utilizando para ello medios aéreos.

¿Desde cuándo se aplica la ingeniería climática y la modificación del clima en España?

La primera referencia cierta, e incluso oficial, de la utilización de técnicas de geoingeniería en España es de fecha tan temprana como 1979, en concreto el «Acuerdo sobre intensificación de la precipitación (PIP) entre la Organización Meteorológica Mundial, el Gobierno de España u otros Estados miembros de la Organización Meteorológica Mundial participantes en el Experimento y Protocolo anejo» (BOE. Núm. 38, de 13.02.1979, págs 3729 a 3723) en el que como vemos no se cortaron un pelo a la hora de considerar lo firmado como «experimento», es decir, que en absoluto garantizaban los pretendidos, en realidad supuestos, beneficios.

Pero dicho lo anterior, es sobre todo desde finales de los 90 cuando se da un salto cualitativo muy importante al emplear aviones militares (algunos de la OTAN, es decir, extranjeros) para llevar a cabo operaciones de geoingeniería sobre España, habiéndose encontrado y denunciado, bien que sin resultado alguno porque sistemáticamente dichas denuncias se archivan, restos de aluminio y otras sustancia en campos de varios puntos de nuestra geografía nacional, en cuyas comarcas se viene observando una notable variación del clima con especial incidencia sobre los cultivos. Desde entonces hasta la actualidad dichas acciones no han hecho sino incrementarse exponencialmente.

¿Cuáles son los efectos más visibles de la geoingeniería en nuestro país?

Los efectos son los propios de las sustancias que se dispersan desde el aire. Fundamentalmente se tiene constancia de al menos dos principales que son las «tierras de diatomeas» y el aluminio en diversas formas destacando su uso en escamas inferiores a un milímetro; pero también se ha detectado el uso de bario, arsénico, titanio, manganeso, cadmio, silicio, carbón y polímeros sintéticos.

Sus efectos, que son lógicamente nocivos tanto para los cultivos como para los seres humanos y los animales, son, principalmente, aunque sin ser exhaustivos, la destrucción de la vegetación autóctona, disminución de la productividad de la tierra, desertización, disminución de especies animales originales, aumento de otras importadas, alteración del equilibrio natural entre ellas, y en los seres humanos aumento de ciertas patologías como gripes, catarros, insuficiencias respiratorias y cardiorespiratorias y el siempre tan temible cáncer en sus tan variadas formas.

¿Por qué se ha decretado un manto de silencio sobre estas prácticas?

Es evidente que, al tratarse de una forma más de manipulación de la población, y más aún en algo tan esencial como es su forma de vida, no existe interés alguno por informar sobre ello, sino todo lo contrario, una especial fijación por ocultárnoslo, por privarnos de nuestro derecho a saber qué es lo que se está haciendo con nosotros y de qué forma nos imponen algo sobre lo que no sólo no hemos podido decidir, sino peor aún sobre cómo nos afecta. Por ello, desde el principio se ha implantado una omertá absoluta y los pocos casos en los que se ha reconocido lo que se está haciendo se ha enmascarado con bellas y atractivas palabras, aunque mejor sería decir palabrería, plenas de vulgares eufemismos para que la masa, ignorante de tantas cosas hoy en día, no sólo se lo trague, sino que incluso lo apruebe y vaya más allá acusando a los que denuncian tales prácticas de conspiranóicos, cuando no de provocadores o… hasta de dementes.

¿Por qué la prensa sistemática oculta algo tan evidente como la geoingeniería alevosa?

Por puro y duro interés crematístico. Los medios hoy en día han llegado a tal punto de corrupción al olvidar por completo sus función tan esencial para la sociedad que quiera ser libre y soberana, que primando en ellos el negocio en el que se han convertido  –como tantas otras cosas, como por ejemplo el deporte, caso destacado el fútbol–, no tienen escrúpulo alguno en silenciar  –o ante la evidencia confundir–, sometiéndose así cada día más a la tiranía del pensamiento único que todo lo embarga, que empapa todas y cada una de las esferas en las que nos movemos en nuestra vida, a cambio de pingües beneficios o, muchas veces, simplemente de sobrevivir un año más; más llana y castizamente podemos decir que en esto de la geoingeniería, como en tantas otras cosas, se han vendido por un plato de lentejas y además sin rubro alguno. Lo peor es que no se ve la luz al final de tan oscuro túnel, porque las nuevas generaciones de periodista apean sus ideales nada más llegar a la redacción de cualquier medio y comprobar que si quieren seguir comiendo deben decir lo que el director les sugiere sutilmente o lo que, ya puestos, les ordena directamente.

¿Se podría hablar de una geoingeniería al servicio del capital privado?

Sin duda. Desde luego los mayores accionistas son los Estados, o mejor decir los entramados políticos del sistema globalista que hoy impera ya en la mayor parte del mundo, por no decir en toda. Pero precisamente por eso, es decir, porque ese entramado está controlado por personas concretas o por grupos de presión muy reducidos y elitistas, podemos afirmar que, si los Estados están dominados por ellos, entonces todo obedece y responde a intereses privados. Es una realidad que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el capital, y me refiero al privado de esas personas y grupos reducidos, ha conseguido hacerse con los políticos que, a su vez, son aupados a los gobiernos. Así pues, la geoingeniería, como tantas otras facetas utilizadas por los gobiernos para ¿gobernarnos?  está sometida a intereses netamente privados.

¿Hay fenómenos extraños observables en el cielo de nueva generación?

La verdad es que cada día que pasa, con los increíbles avances tecnológicos que observamos, con la llegada de la Inteligencia Artificial que ya está aquí, no cabe duda de que debemos estar preparados para todo, pero no sólo en el cielo, sino en cualquier lugar del planeta y del universo.

¿Quién ha tomado el control del espacio aéreo español?

En la actualidad, y aunque se afirme que nuestro Ejército del Aire posee dicho control, junto con los departamentos civiles competentes en la materia, el control de nuestro espacio aéreo está en manos de la OTAN, a la cual hemos entregado nuestra soberanía en tal materia, como en tantas otras a la Unión Europea. Y es que nuestra entrada en ambas organizaciones se hizo como se hizo, es decir, para que el gobernante de turno, el político del momento, se hiciera la foto para su mayor gloria y de cara a las elecciones siguientes. Entramos en la OTAN cediendo soberanía a raudales, por lo que ahora pagamos las consecuencias. En su día, con el General De Gaulle, Francia, como sabemos, entró en la OTAN pero con un estatuto particular, nosotros, si hubiéramos valorados uno de nuestros mayores activos como es nuestra privilegiada situación geoestratégica, deberíamos haber hecho los mismo, vendiéndonos caro, muy caro, porque valemos mucho más que otros, conservando sobre todo nuestra soberanía aérea, naval y terrestre, y quedando al margen de disputas o conflictos de los que nada sacamos nunca a excepción de bajas humanas y graves pérdidas materiales, así como algún que otro enemigo donde no lo teníamos.

¿Hay infiltración extranjera en materia de soberanía aérea?

Claro que sí. Nuestra soberanía aérea debe ejercerse, teóricamente por lo dicho en la pregunta anterior, sobre el espacio aéreo de todo el territorio terrestre nacional, es decir, sobre la península, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, hasta una altitud de 30 kilómetros que es la comúnmente aceptada internacionalmente por ser la máxima a la que han llegado aeronaves comerciales (aunque lo normal es que no pasen de 12 kilómetros); los Estados Unidos la elevan hasta los 80 kilómetros a partir de la cual las aeronaves son, según ellos, «espaciales» y sus tripulantes «astronautas». Además de dicha soberanía en altitud, está también la de la masa de espacio aéreo que cubre hasta las 12 millas (22,2 kilómetros) a que llegan nuestras aguas territoriales.

Esa es la teoría, lo establecido, pero nadie puede engañarse si consideramos que con los medios aéreos de que disponen hoy ciertas naciones, comenzando por los Estados Unidos, nada les puede impedir vulnerar dicho acuerdo y, sea en altitud o en extensión, llevar a cabo acciones de geoingeniería sobre nosotros sin riesgo alguno a ser detectados o siquiera acusados de vulnerar nuestro espacio aéreo; para qué hablar de impedírselo.

Pero no sólo eso. Hoy, con los drones, que son el arma no ya del futuro, que también, sino del presente, está claro que a distancia, es decir, a control remoto, puede vulnerarse nuestro espacio aéreo en acciones de geoingeniería sin ser detectados o sin poder ser identificados o siquiera destruidos eficazmente antes de vulnerar nuestra soberanía aérea, pudiendo dispersar su carga nociva y además a bajo coste, sin que el responsable pueda ser acusado, pues la destrucción del dron borraría las pruebas del autor. Lo mismo ocurre con misiles y globos aerostáticos, estos últimos vueltos a la vida después de décadas de olvido, por haber experimentado un notable perfeccionamiento presentando no pocas ventajas en cuanto coste y capacidad.

¿Tiene alguna credibilidad la NASA? ¿Y la ESA?

Para mí ninguna. Y para creerlo así me baso en que ambas son «agencias» de un mismo poder, de ese globalismo que nos impone cada día un poco más un pensamiento único y unas formas vida y costumbres uniformes hasta el extremo, además de estar controladas por los mismos, es decir, por ese capital privado que todo lo posee, desde la sombra, porque posee a los políticos y éstos forman los gobiernos que nos someten.

Varios autores: Geoingeniería 2: Un infame pacto de silencio. Ultima Libris (Julio de 2023)