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Lecciones militares de la guerra entre Ucrania y Rusia


Philippe Banoy | 12/01/2024

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Ya se pueden extraer las siguientes lecciones del actual conflicto en Ucrania. Estas lecciones no son exhaustivas y pueden seguir evolucionando, ya que el conflicto aún no se ha resuelto.

Observaciones generales

1) Los ejércitos de menos de 2 a 3 millones de hombres no disponen de los recursos necesarios para una guerra ofensiva de alta intensidad.

2) La potencia y precisión de las armas antitanque, antiaéreas y antibuque son tales que las grandes ofensivas resultan muy costosas (destrucción masiva de tanques y vehículos blindados, amenaza muy elevada para helicópteros y aviones de apoyo en tierra, etc.). Paradójicamente, los soldados de infantería tienen más posibilidades de sobrevivir que los tanquistas.

3) Un aumento aterrador del número de drones asesinos contra tanques, vehículos blindados y artillería. Los soldados de infantería, en cambio, son alcanzados por granadas (en el futuro cabe esperar que enjambres de drones dotados de inteligencia artificial recorran los campos de batalla y ataquen a sus enemigos de forma autónoma).

4) La mayor parte del reconocimiento se hace con drones. Tanto en primera línea como en las profundidades de las posiciones enemigas.

5) El dúo tanque-avión es sustituido por el dúo tanque-dron. Este último cumpliría la función de reconocimiento, designación láser e incluso ataque suicida para cada vehículo blindado.

6) La necesidad de un mando y control descentralizados para reaccionar en tiempo real. Las oportunidades de ataque deben aprobarse en cuestión de segundos.

7) El consumo de municiones es diez veces superior al teórico. Sin grandes reservas, la guerra acabaría a los pocos días (Ucrania ha vaciado las reservas de todos los ejércitos de la OTAN; si la OTAN hubiera entrado en guerra contra Rusia, sus reservas habrían desaparecido en pocos días, unas semanas como máximo).

8) la falta de efectivos obliga a lanzar una ofensiva extremadamente brutal y rápida, sin dejar tiempo ni espacio al enemigo para organizar una línea defensiva debidamente equipada con armas antiblindaje. Pero, al mismo tiempo, la misma falta de hombres impide a la ofensiva asegurar su retaguardia, haciéndola frágil y susceptible de quedar aislada de sus bases y suministros. Si el enemigo no se derrumba y capitula muy rápidamente, los avances podrían convertirse en trampas para el ejército atacante.

9) Los paracaidistas no tienen ninguna posibilidad contra objetivos bien defendidos y serán barridos a menos que lleguen rápidamente refuerzos terrestres más fuertemente equipados. Su valor militar se limita al reconocimiento, el sabotaje y la captura de objetivos no defendidos que sean rápidamente accesibles a las tropas convencionales.

10) Los misiles son la nueva artillería de profundidad. Pero se necesita un gran número de ellos para saturar las defensas antimisiles y mantener los ataques día tras día.

11) Las grandes unidades navales, como el crucero Moskva o los portaaviones, serían especialmente susceptibles de ser destruidas en las primeras horas de la guerra.

Algunas observaciones sobre las particularidades del conflicto ruso-ucraniano

En un conflicto del tipo OTAN-Rusia u OTAN-China, los rusos se enfrentarían a una fuerza aérea grande y técnicamente más avanzada. En consecuencia, perderían la superioridad aérea, al menos al principio del conflicto. El resultado sería una amenaza en profundidad de los depósitos de armas y combustible en la línea del frente, y aún más en profundidad, la destrucción de las infraestructuras de transporte (puentes, intercambiadores de carreteras, líneas de ferrocarril y puertos, la destrucción de centrales eléctricas, etc.), la focalización de los movimientos de las grandes unidades… En resumen, una inseguridad muy grande y una desorganización importante de la retaguardia. Todo ello podía obstaculizar la ofensiva al aumentar considerablemente el número de víctimas humanas y materiales.

Además, los rusos hacen un uso intensivo de la artillería en el conflicto actual; si se enfrentaran a la OTAN, su artillería sería especialmente atacada.

La OTAN haría un uso masivo de misiles convencionales de largo alcance (pero también lo harían los rusos, por supuesto) para devastar las industrias pesadas y destruir así el potencial industrial militar del enemigo. Esto haría muy difícil renovar las existencias de equipos y municiones. De ahí la importancia de acumular existencias antes del conflicto.

Los satélites militares y civiles útiles en la guerra serían sin duda neutralizados muy rápidamente, las instalaciones de transmisión destruidas y los cuarteles generales de retaguardia atacados (en el conflicto actual, la OTAN utiliza todo esto contra los rusos, pero como no está oficialmente en guerra con Moscú, este último no puede destruirlos. Este santuario es una de las grandes bazas de Ucrania y explica en parte su capacidad de resistencia. En caso de conflicto abierto entre la OTAN y Rusia, los satélites se convertirían en objetivos.

Por tanto, podemos imaginar un aumento de la fuerza militar de todos los grandes actores mundiales, la posible vuelta del servicio militar o la creación de un gran número de reservistas. Grandes reservas de municiones y equipos de repuesto. El desarrollo de drones y robots de combate ligados a la inteligencia artificial, que los hagan autónomos en el campo de batalla (lo que limita el uso de operadores humanos y la necesidad de comunicarse con ellos).

Pero, en términos generales, el nivel de destrucción en el primer mes de un conflicto entre grandes potencias sería tal que constituiría un elemento disuasorio en sí mismo. El Pentágono ya debe haber llegado a la conclusión de que una guerra de este tipo equivaldría a un suicidio.

Nota: Cortesía de Euro-Synergies