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República constitucional: el elogio del maestro


Enrique de Diego | 23/05/2020

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La publicación de mi libro República constitucional es el fruto o la consecuencia de una serie concatenada de iluminaciones laicas, de lo que se llama intuición. Desesperado, dolido, indignado por la ineptitud del Gobierno a la hora de afrontar la crisis sanitaria del coronavirus, que no es otra cosa que la ineficacia infinita a la que a la mediocridad supina a la que conduce el Estado de partidos, releí por enésima vez Teoría Pura de la República, de don Antonio García Trevijano, de los pocos patricios que ha dado España, la mente más lúcida en pensamiento político, insobornable, contra mundi, sin ceder ante la inmundicia ambiente.

El maestro que no se casaba con nadie, al que todos traicionaron porque nos traicionaron a todos, porque nos quitaron la libertad y nos concedieron una baratija, manteniendo su ideario contra viento y marea, temido por todos y por el sistema de modo que cuando aparecía en un programa (aquellos inolvidables La clave de José Luis Balbín) rápidamente se le cortaba la voz y al periodista la cabeza, tal era su verdad, tal era su fuerza que hacía temblar a todos los políticos corruptos.

Di en pensar cuánto se le echaba de menos. ¡Si estuviera él aquí nos guiaría! Ahora se dan las condiciones objetivas para que la república constitucionalista de hombres libres triunfara. ¡Ay! Si él viviera…Este sería su momento. Me invadió la nostalgia. En tal estado de ánimo decidí hacer en Rambla Libre una reseña del libro. Primera iluminación laica. Titulé «Teoría Pura de la República, de don Antonio García-Trevijano: Ha llegado la hora de la República Constitucional», porque ahora o nunca, la sociedad española precisa del ideario de don Antonio como agua de mayo para salvarse, no hay otra, hay que sacar del mal, bien.

Di con una cita altamente significativa: «Las partidocracias pueden caer en virtud de un pequeño acontecimiento, como la chinita que destruyó los pies de arcilla de la colosal estatua del rey en el sueño de Daniel». Siempre visionario, venía al pelo para la tragedia que vivimos, que no han montado.

Pero el sistema había hecho bien, inmisericorde y cruel, su labor de zapa; el ostracismo había sido absoluto; salvo unos pocos, que serán considerados héroes en el futuro, nadie conoce el pensamiento salvífico de don Antonio y por añadidura Teoría Pura de la República tiene 698 páginas y una primera parte sobre la Revolución francesa, que es una delicia. ¿Qué piedra se echaría a rodar certera hacia los pies de barro del gigante? ¿Cómo hacer llegar con premura las ideas liberadoras de don Antonio al pueblo español?

Segunda iluminación laica. ¡Había que resumir, hacer una síntesis, fiel pero fácil y sencilla! Empecé a publicarla en Rambla Libre y cree la sección «República constitucional». Al fin, tanto esfuerzo encontraba sentido. Un diario digital que podía romper la conjura de silencio y poner el bálsamo de la sensatez, de la racionalidad en el cuerpo angustiado, dolorido y sufriente de nuestra querida España y de todos y cada uno de los españoles, de modo que no se abismen en la desesperación, al no ver salida en la partidocracia, y no sientan la tentación de una dictadura comunista.

Pero, a pesar de que en Internet permanecen los textos, ¿cómo conseguir llegar al gran público, a la inmensa mayoría? Tercera iluminación laica. Recopilaría los artículos y los publicaría en forma de libro. Así nació la piedra echada a rodar, certera, a los pies del gigante bíblico de los pies de barro: 21 páginas, 1,53 euros. Manuel Romeral, que me ayudó eficazmente, me dijo que no podía publicarse en formato de tapa blanda porque tenía ¡pocas páginas! En tapa blanda era fundamental, porque hay gente que le gusta tenerlo en soporte físico y, sobre todo, para regalo. ¡Cuánta más gente lo leyera, mejor, más cumpliría su objetivo! Le añadí seis páginas sobre la desastrosa realidad práctica del Estado de partidos y cuestión resuelta.

La primera fase consiste en que quienes compren República constitucional, lo comente con familiares, amigos y compañeros de trabajo o de paro, para ganar adeptos. Se trata de obtener a toda velocidad masa crítica. ¡Esto se está consiguiendo! El libro se vende bien, coge velocidad de crucero. Luego, más tarde, poco tiempo más tarde, se venderán millones de ejemplares cuando llegué la eclosión social de la libertad constituyente y los españoles, en la última batalla, la decisiva, conquisten su libertad política colectiva.

Viendo un vídeo de una intervención de don Antonio en la Universidad de Sevilla, explica, con esa fuerza suya tan característica, que a él le tienen miedo, que no le invitan a ninguna universidad, porque en la universidad se enseña «lo muerto, lo pasado», porque «las ideas no surgen de las ideas, sino de la acción». Y me ha venido a la memoria la dedicatoria que me hizo de Teoría Pura de la República y que reza así: «A Enrique de Diego, uno de los pocos hombres de acción que he conocido, con el deseo de que este libro le aporte guías de pensamiento y de intuición. En el testimonio de mi amistad. Antonio García-Trevijano. Madrid, Año Nuevo 2011». Maestro, gracias. Allá donde estés, va por ti. Conquistaremos la libertad política colectiva por la que tanto luchaste y anhelabas. No tengo ninguna duda de que la obtendremos porque es un imperativo de nuestra necesidad y nuestra angustia, de nuestra desesperación. Ya ha sido tirada la piedra directa a los pies de barro del gigante: se llama República Constitucional y es un banderín de enganche liberador. ¡Viva la república constitucional! ¡Viva España como siempre la hemos soñado!

Enrique de Diego: República constitucional. Autoeditado (Mayo de 2020)