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2022: el año en que el movimiento feminista perdió la batalla


Lidia Falcón | 28/12/2022

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2022 quedará como el año en que el movimiento feminista perdió una de sus batallas más largamente combatida. La aprobación por el Congreso de la discutida ley trans ha frustrado las acariciadas previsiones de que tal suceso no se hiciera realidad.

Durante dos años en el feminismo se alimentó la esperanza de que diversos tropiezos provocados por el mismo gobierno, o al menos por las feministas socialistas que han mostrado públicamente su rechazo a esa norma, retrasaran su aprobación hasta hacerla imposible en esta legislatura. El 22 de diciembre pasado no les tocó precisamente la lotería ni al feminismo ni a las mujeres, ni en realidad a toda la sociedad.

Esta legislación supone, como hemos dicho y repetido en innumerables ocasiones, abolir la realidad humana. Atrevimiento tal que no se ha dado en toda la historia. Seguramente por ello la ministra Irene Montero se siente tan orgullosa de su hazaña. Mientras el avance científico, que ha costado miles de años de estudios e investigaciones, consiste en descubrir las leyes de la Naturaleza, que como decía Heráclito «se complace en ocultarse».

En la votación quedaron de relieve la abstención de Carmen Calvo, que no se atrevió a apretar el botón del no, y la ausencia de voto de Pedro Sánchez, que estuviese donde estuviese podía haber votado en ausencia telemáticamente. Nos hemos quedado sin saber si fue porque estaba muy ocupado, porque no está de acuerdo con la ley que ha firmado o porque siempre es bueno no comprometerse cuando no se conoce el resultado final, o precisamente porque se conoce.

Las consecuencias de otorgar carta de ley a ese proyecto son fundamentalmente:

1) Invisibilizar a las mujeres: el lenguaje utilizado pretende eludir referirse al sujeto mujer, imponiendo la doctrina queer como arma ideológica posmoderna del patriarcado. Esta transformación de los términos adoptada a partir del posmodernismo tiene como objetivo olvidar las categorías antropológicas y marxistas, para despolitizar y banalizar tanto las teorías marxistas como las luchas que está librando el movimiento feminista.

2) Sustituir el feminismo: tanto en su teoría como en su práctica por la teoría queer, que niega la existencia de hombres y mujeres y que afirma que solamente existen sujetos que pueden cambiar de una conducta y una apariencia masculina a otras femeninas, indistintamente.

3. En la actualidad ya se están produciendo los efectos perversos que el lobby trans persigue: que la ideología queer se convierte en dominante frente al feminismo, apartando al movimiento feminista de su protagonismo, e imponiendo sus objetivos que son:

a) Convencer a la sociedad de la legitimidad de que el deseo de cambiar de sexo y de apariencia corporal, expresado por menores, incluso de 4 años, es perfectamente atendible y proporcionado.

b) Considerar a las mujeres seres prescindibles, excepto para la procreación de niños, para lo cual utilizan a las mujeres pobres que son las únicas que se ven obligadas a prestar semejantes «servicios».

c) Descalificar el feminismo: si no existen mujeres ni hombres ni madres ni padres, la lucha feminista es innecesaria.

d) Lograr la legalización de los vientres de alquiler: los que así lo defienden tienen como objetivo importante poder alquiler úteros femeninos para producir niños o niñas, que quieren conseguir para su propio disfrute como un objeto más que añadir a sus posesiones, cuya práctica en España no está reconocida. Ese propósito consta en el manifiesto publicado por las asociaciones de familias LGTBI, donde se lee: «que se trate a las familias formadas mediante gestación subrogada, pertenezcan al colectivo LGTBI o no, de forma respetuosa. Acentuamos la estigmatización que términos como vientres de alquiler suponen para los menores nacidos mediante esta técnica».

Así mismo, se pretende que monstruosidades estúpidas como afirmar que los hombres pueden gestar se conviertan en verdades aceptadas por la sociedad. Lean:

1) Que los hombres con capacidad de gestar también tengan el acceso a los métodos anticonceptivos, a la anticoncepción de urgencia y a la interrupción voluntaria del embarazo en el Sistema Nacional de Salud, en el marco la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo de 2010.

2) Que se estudie una regulación garantista de la gestación subrogada que impida la explotación reproductiva, respete la voluntad de las mujeres gestantes y posibilite la practica en nuestro país bajo un control adecuado. Y también se pretende legalizar la prostitución a la que se le da el nombre de trabajo sexual, ya que esa explotación «tiene la misma dignidad que cualquier tarea remunerada».

Estas absurdas, y a la vez humillantes para las mujeres, reclamaciones que presenta la Asociación de Familias LGTBI+ se convierten en carta de ley, y quienes se muestren críticos con tal engendro jurídico serán sancionados administrativamente con multas que pueden ser de 60.000 a 120.000 euros.

Esta nueva estrategia del patriarcado para dividir el movimiento fminista, ridiculizarlo y hacerlo estéril, en una de sus formas más perversa y a la vez sutil, está siendo aceptada por un sector de la izquierda que ha perdido sus valores de defensa del feminismo.

Es un insulto a la inteligencia imponer la creencia de que «la autodeterminación de género» consiste en que cualquier persona, y a cualquier edad, decide el sexo que quiere ostentar, y que según el texto legal se le ha «asignado» al nacer, cuando ya se ha averiguado que el sexo queda determinado desde el mismo momento de la fecundación, y es irreversible, como queda plasmado en el código genético. Y las consecuencias, ya probadas, de los procedimientos que se siguen para transformar la apariencia del cuerpo humano causan innumerables problemas y sufrimientos no sólo a los implicados y las familias, sino a toda la sociedad.

El Partido Feminista de España condena rotundamente esta norma legal, así como al gobierno de España, al Ministerio de Igualdad y a los partidos que la han aprobado. Y vaticina que son de esperar múltiples procesos judiciales instados por las víctimas de «negligencias médicas» a raíz de los sufrimientos a que se condenarán a los menores sometidos a la «reasignación de sexo», protestas de las asociaciones de padres y madres de los niños y niñas manipulados por los predicadores de la «doctrina del género», y por supuesto los gobiernos, tanto autonómicos como nacional, se enfrentarán a las protestas sociales continuas que el movimiento feminista liderará.

Denis Collin: Transgénero: Un posthumanismo al alcance de todos los presupuestos. Letras Inquietas (Noviembre de 2021)