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La guerra en Ucrania no se decidió ni planeó en Kiev ni en Moscú


Nikolai Mijailov | 01/04/2023

Estoy convencido de que la mayoria de mis compatriotas siente infinito dolor por la triste suerte del pueblo ucraniano-ruso que, independientemente del resultado de la tragedia actual, seguirá siendo la víctima principal.

Es bastante obvio que inicialmente todo esto no se decidió ni planeó en Kiev ni en Moscú. También es obvio que el actual régimen de Kiev resulta ser una plataforma instalada por los «administradores de sistema» anglosajones que usa paquetes de software neurolingüistico, un poco anticuados, pero de alta eficiencia demostrada por pruebas prácticas realizadas por un laboratorio aleman entre los años 1933 y 1939.

Para empezar, notamos los evidentes paralelismos tecnológicos entre cómo se construyeron tanto el fascismo alemán como el neonazismo de Kiev con el objetivo de convertirlo en un ariete para asestar su golpe, dirigido exclusivamente contra Rusia. Sería extraño si los protagonistas del plan «Barbarroja 2.0» ignoraran su prehistoria y no ofrecieran a la sociedad alguna nueva idea nacional, idea que necesariamente debiera estar basada en algún tipo de mito genealógico. Este es un asunto no tan complicado, especialmente si se incluyen ideólogos con una rica imaginación y que no temen de desafiar la visión tradicional de la historia humana.

Los primeros inyectados por via cerebral fueron los desafortunados veteranos de guerra y la generación más joven de alemanes, humillados por el Tratado de Versalles, a quienes se les abrieron los ojos para descubrir que eran descendientes genéticos de los legendarios arios que lograron conquistar toda Asia Menor, la meseta iraní y la India. Además, simples estudios anatómicos han confirmado que los germanos puros pertenecían precisamente a la raza aria, la raza de los grandes conquistadores y soberanos. En cuanto a los creadores de mitos ucranianos, les pareció que la genealogía no era suficiente, no de escala suficientemente grande, y, al echar un vistazo hacia la Edad de Piedra, pronto encontraron a sus antepasados étnicos frente a los prehistóricos ucros. Sus meticulosos estudios revelaron que Adán y Eva en realidad eran ucranianos, el verdadero ucraniano, sin olvidar a Jesús, y también lo era Buda, y por supuesto ser ucraniano de pura cepa merecia Zuckerberg, por ser sus padres judíos oriundos de Odesa. De pronto se descubrió que fueron los grandes ucros, siendo protoucranianos quienes habian domesticado al caballo, habian inventado la rueda y el arado, siendo su hazaña mas grandiosa la excavacion del Mar Negro (por pura ignorancia conocido como Mar Ruso en tiempos medievales) en algun momento del período paleolítico porque sin duda eran los primeros de ingeniar el pico y la pala de acero. No es nada de extrañar que Noé hablaba la antigua lengua protoucraniana y que fue ucraniana clasica la lengua en la que Ovidio escribió sus inmortales poemas.

Mala suerte tuvieron los neonazis ucranianos solo en la creación del partido y no lograron superar a los alemanes. Los partidos nacionalistas ucranianos como Svoboda (Libertad) y el Sector Derecho resultan ser enanos políticos comparados con el Partido Nacional Fascista de Mussolini o con el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes de Hitler. El 10,44% de los votos recibidos por Svoboda en las elecciones parlamentarias de 2012 debió ser una sorpresa, en primer lugar, para sus propios líderes. Y esta es la diferencia fundamental entre el presidente Victor Yanukovych, quien hizo caso omiso de Svoboda y el presidente de la República de Weimar, Paul Hindenburg, quien personalmente nombró a Hitler Canciller de Alemania y abrió la puerta a la dictadura fascista en el país.

En cuanto a los partidos ultrarradicales como la Asamblea Nacional de Ucrania, la Autodefensa del Pueblo de Ucrania (UNA-UNSO, creado en 1990), la Asociación Trizub (Tridente) Stepan Bandera (1993), Patriota de Ucrania (1999), la Asamblea Nacional Social (2008) y, notablemente, el Sector Derecho (creado en 2013 en vísperas del golpe) con sus colindantes bandas de sicarios como el «Frente Popular de Poltava», «C14» u «Autodefensa del Maidan», entonces más bien pueden cotejarse con las escuadras de asalto (Sturmabteilung) de Ernst Röhm o con la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, con la única diferencia de que sus camisetas diferían en color, y que la vida política de los primeros duró un poco más que la vida política y física de los segundos. De toda forma los que salvaron la situación de incertidumbre en el Maidan de Kiev fueron las prometedoras galleticas de Victoria Nuland y las más confiables garantías de los cancilleres de Polonia, Francia y Alemania para el desgraciado Yanukovich.

Sea como fuere, pero tendremos que aceptar que el mayor logro de toda esa carroñera política y paramilitar incluso antes del golpe del 22 de febrero de 2014 y la guerra civil contra el disidente Donbass (surge de inmediato el paralelo de la guerra civil española) fue el rápido reformateo de la mentalidad nacional del centro de Ucrania.

Sin embargo, todo este teatro de títeres, con toda mi pasión por el género de la comedia, me interesa mucho menos que el trabajo de los guionistas y directores que se encuentran entre bastidores y, más todavía, de los tahúres del «gran juego» o «maestros de la historia» según el primer ministro británico, Benjamin Disraeli.

Me imagino que los anglosajones poseen una gran ventaja psicológica y mental ante toda cultura tradicionalista. Hasta me atrevería a decir que esta es una ventaja de doble peso y no tanto por no tener escrúpulos aquellos sino por no tener el pasado negativo o por tener su verdadera historia enterrada en una tumba bien profunda. A primera vista parece ridícula la tesis pero no sería tan dificil de comprobar su veracidad. Primero, es porque el embustero anglosajón aunque a cada rato te habla del conservatismo suyo en realidad se orienta hacia el futuro, es un tipo progresista que avanza sin cesar, siempre merodea en busca de nueva presa dejando atrás solo los pellejos y huesos. Segundo, es porque sabiendo manipular el presente también conoce el arte de manipular el pasado y reescribir la historia.

Seguramente ha aprendido mucho de sus predecesores siendo el Vaticano el maestro bien astuto de la maña de tergiversación y contrahechura. Desde la fraudulenta «Donación de Constantino», «Decretales pseudoisidorianas» hasta las revelaciones de un Papa italiano: «Por lo tanto, para poder someter a la gente de una manera pacífica, utilizo un método muy simple y confiable: destruyo el pasado de ellos… porque sin un pasado, el ser humano es vulnerable. Pierde sus raíces ancestrales si no tiene su pasado. Y justo entonces, confundido y desprotegido, se convierte en una tabula rasa sobre la cual puedo escribir cualquier historia. Y cuando no hay ninguno, aceptan cualquier cosa, solo para no quedarse suspendido en lo desconocido, que es mucho más horrible para ellos que cualquier historia agena o ficticia».

Por eso no es tanta ficción novelística sino la cruda y descarnada realidad de hoy dia la «historia prohibida» o la oculta antihistoricidad anglosajona majestuosamente presentada por George Orwell en su novela 1984. El autor nos presenta el eslogan crucial del partido encabezado por el Gran Hermano, al que hoy algunos llamarían al democrático burro estadounidense o, con más razón todavía, al «poder profundo»: «quién controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado», y luego comenta: «La historia, como un viejo pergamino, fue raspada y reescrita tantas veces como fue necesario. Y no había forma de probar la falsificación después. Cada día y cada hora el pasado se ajustaba al presente».

Por mi parte diría más. Los yanquis ya llevan tiempo de haber superado a sus parientes británicos. Ya no se molestan por redactar la historia, sino que la fabrican al frente del cliente. Cualquier evento, cualquier noticia, donde sea que suceda, casi de inmediato se comenta y se interpreta como mejor les convenga y por lo tanto se convierte en una realidad aceptada aunque sea virtual. Basta con presentar algunos eslóganes bien contundentes de los medios de comunicación escogidos: cuando habla The Times, el mundo escucha; nos mantenemos detrás de cada noticia para que Usted se mantenga delante de su conocimiento; Te influenciamos de la manera que otros no alcanzan; Vea el mundo a través de nuestros ojos; las noticias no se acercan a la realidad, la noticia es la realidad misma, somos nosotros los que hacemos las noticias” y así por el estilo.

El plan maestro primero para la Unión Soviética, y luego para la Federación de Rusia, era feamente simple, como, de hecho, todos los demás planes estratégicos del Occidente en relación con el Oriente: divide et impera. Considere las etapas de su implementación desde el mismo ángulo que lo hicimos antes. Pero primero, aclaremos algunos detalles del plan. El caso es que entre «dividir» e «imperar» existe una especie de «tierra incógnita» dentro de la cual debe producirse toda una serie de intervenciones quirúrgicas absolutamente necesarias, hasta la extirpación de algunos órganos, incluido el cerebro. Desde el punto de vista de una isla, un continente siempre debe estar dividido, ya sea Europa Occidental o Europa del Este. Así consiguió Inglaterra hacer frente a sus competidores, fuera este el Imperio español, el Imperio de Napoleón o el Tercer Reich. Mucho más dura y arriesgada resultó ser la caza del oso ruso oriundo en los patios traseros de Europa, más aún para un cazador solitario.

¡Cuántos esfuerzos infructuosos han gastado los mejores cazadores, cuántos perros de caza de la mejor raza han perecido! Cuánta esperanza fue puesta en Segismundo III, rey de Suecia, Polonia y gran duque de Lituania, Carlos XII sueco, Napoleón Bonaparte! Cuánto esfuerzo se desperdició durante el asedio de Sebastopol durante la Guerra del Este (los rusos la llaman Guerra de Crimea), cuánto esfuerzo y plata se gastó en apoyar al ejército y la armada turcos en su lucha contra Rusia por la preservación del Islam en Bosnia, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Rumanía y Moldavia ortodoxos. Después de todo, los rusos estaban a punto de tomar Constantinopla en 1878 si no fuera por la escuadra mediterránea inglesa. Cuánto costaron las divisiones blindadas de la Wehrmacht, la Luftwaffe alemana, las divisiones punitivas de las SS y sus secuaces ucranianos representados por Bandera y Shujevich, los héroes de Ucrania actual. Cuánto apoyo le dieron al III Reich los bancos y las corporaciones de los Estados Unidos cuanto armamento le manda al regimen de Kiev los miembros de la OTAN, incluyendo a Suecia, Suiza, Finlandia, Israel, Arabia Saudita, Japon y Corea del Sur! Lo único que falta es el suministro de la aviación de combate y el arma nuclear tactica, aunque los proyectiles «sucios» de uranio empobrecido ya los prometió el Reino Unido.

Qué grande fué la delicia experimentada por los amos de la historia cuando se produjo el desmembramiento voluntario de la Unión Soviética gracias a Gorbachov y Yeltsin que inclusive no seguían tanto las instrucciones ajenas sino que lo hicieron por iniciativa propia. Con qué éxito fue repulsada la arrogante e irresponsable política de Putin de empujar las fronteras de Rusia hacia el oeste hasta chocarse con el bloque más pacifista del mundo. Finalmente, con qué éxito lograron invertir solo unos pocos miles de millones de dólares para fastidiar al oso ruso en Georgia, Kirguistán, Bielorrusia, Kazajstán y en la misma Ucrania, que el grupo familiar «Biden e hijos S.A.» compró barato, literalmente por un centavo. Mala suerte tuvieron solo en poder sacar el suelo fertil ucraniano mientras que los alemanes lo hacían por casi dos años, y da pena que una docena de biolaboratorios militares del Pentágono tuvieron que cerrarse en Ucrania a pesar de tanta importancia para la prosperidad del ser humano.

En general, todo se repite, solo se acumula, va reciclándose la crisis. La única y muy importante diferencia solo se puede observar en cómo el oso ruso entró en esta guerra. Si la invasión de la Wehrmacht el 22 de junio de 1941 tomó casi por sorpresa a Stalin y al Ejército Rojo, entonces para Zelensky, las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional de Ucrania, la preventiva operación militar especial rusa, que comenzó el 22 de febrero de 2022 resultó ser toda una conmoción ya que planeaban su ataque en el Donbass a principios de marzo del mismo año.

Prácticamente no encuentro la posibilidad de que los Amos de la historia puedan ganar esa guerra. Nuestra retaguardia la cubre China, disponemos de una clara superioridad en sistemas antimisiles y de defensa aérea, igual que en misiles nucleares estratégicos e hipersónicos. Finalmente, nuestro adversario tiene apuro de tiempo y sus convulsas acciones muestran claros signos de demencia tanto táctica como estratégica, al punto de prestarnos ayuda para que deshagamos de la élite compradora y de la quinta columna dentro del país. La prueba adicional de ello es el hecho de que Vladimir Putin pronto abandonó la solución forzada de la «cuestión ucraniana» y optó por la carrera de larga distancia.