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«Existir es combatir aquello que se me niega»: unas reflexiones sobre el pensamiento de Dominique Venner


Santiago Prestel | 15/12/2023

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«Existir es combatir aquello que se me niega». Cuando leí por primera vez esta frase de Dominique Venner, debo reconocer que no la entendí muy bien. De hecho, a día de hoy, le doy un enfoque distinto al de su autor. Venner nos esta diciendo que la negación del legado europeo es algo constante en la historia actual y que, por ello, él se rebela contra aquello que se le niega: su existencia como europeo a todos los niveles. Será con el paso del tiempo y de la vida, cuando empezaré a comprender meridianamente esta frase, ya no solo como la negación de la vida europea sino sobre todo como la negación del propio ser.

Poco a poco, van apareciendo las primeras heridas de realidad. Sobre todo en cuanto a nuestra forma de pensar se refiere, adquiriendo la frase su pleno sentido. Existo, pero mi existencia es negada por el propio sistema y por nuestros semejantes. Que nos niegue el sistema no es nada malo. De hecho, creo que eso nos hace ver que estamos en lado correcto de las cosas. El problema viene cuando la gente nos niega. Cuando nuestras propias familias, vecinos o amigos de la infancia nos niegan sin haber tenido una conversación, un debate con nosotros. Y no somos nosotros precisamente quienes obviamos estas conversaciones. Mientras para otros son incomodas para nosotros son necesarias.

A pesar de esa perdida de otroredad, de esa negación de la existencia por parte del otro, hemos hecho de esa negación nuestra virtud, nuestra propia forma de vida. No quieren que existamos, pues combatamos por existir. Desde jóvenes hemos luchado por ello. Si hemos peleado por ser como somos, ¿cçomo no íbamos a combatir por el resto de cosas que se nos niegan? Se nos niega, como decía Venner, nuestro legado europeo, se nos niega el hecho de ser hombres y mujeres europeos, se nos niega el hecho de ser hombres y mujeres heterosexuales, se nos niega la patria, se nos niega el pan, se nos niega la justicia, se nos niega la posibilidad de formar una familia e, incluso, se está llegando al punto de negarse la práctica religiosa (eso sí, se niega la practica religiosa que molesta al sistema, es decir, el catolicismo. No veras como se ponen trabas al islam).

El sistema asesinóa nuestros referentes de manera vil y abyecta, sin darse cuenta que, con su sangre, lo único que estaban haciendo era regar semillas. Semillas que con el paso del tiempo germinaron y, a pesar de tenerlo todo en contra, terminaron existiendo. Porque quienes defendemos la justicia social, la redistribución de la riqueza o queremos una Europa con naciones soberanas sustentada en la identidad y en la sangre, existimos y no somos pocos.

Por lo tanto, de nuestra existencia se deriva nuestra esencia, la del combate. Combatimos sin cesar contra todo aquello que representa el mal. Somos soldados de una idea y por ella actuamos. Porque combatir lleva implícita la militancia. Somos militantes de una cosmovisión que implica poner por delante la verdad, el bien y la belleza.

En esto, como en otras tantas cosas, Dominique Venner llevaba razón. Por ello, la mejor manera de honrar su memoria es seguir existiendo para poder seguir combatiendo. La lucha es dura y el enemigo fuerte y poderoso pero nosotros estamos hechos para las grandes gestas. Es ahora cuando mas determinación hay que tener, pues sobre nuestras espaldas ya no recae el peso individual sino que descansa el peso de toda la historia europea. Quizás seamos la ultima generación que pueda salvar todo aquello que ha dado sentido a nuestra vida. Es en estos momentos oscuros, donde la decadencia liberal se hace más patente, donde Europa necesita a sus «samurais de occidente». Creamos. Existamos. Combatamos.