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Putin viaja a China para ver a Xi Jinping: muy buenas noticias


Diego Fusaro | 25/03/2024

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Los profesionales de la información andan revueltos desde que saben que Putin visitará a Xi Jinping en China en mayo. Al parecer, las relaciones entre el dragón chino y el oso ruso son cada vez más fuertes. Y lo que en un principio se describió como un «entendimiento cordial» se está convirtiendo en una verdadera alianza con vistas a una posible guerra contra el enemigo: un enemigo que coincide naturalmente con la civilización del dólar, la cual se considera a sí misma «la única nación indispensable», según la aterradora expresión empleada por Bill Clinton en 1997.

Ahora bien, una nación que se considera a sí misma como «la única nación indispensable», ¿qué tipo de relaciones puede mantener con las demás naciones dispersas por el mundo? En sentido estricto, sólo dos tipos de relaciones: o bien la relación de amo a subordinado, como en el caso del nexo que une a los Estados Unidos de América con los Estados europeos o con las numerosas colonias diseminadas por el planeta, o bien la relación beligerante de los que dicen encarnar el bien contra los que, por el contrario, encarnan el mal, es decir, de hecho, cualquiera que aún no se haya convertido en colonia de Washington. Por eso la narrativa washingtoniana o, mejor dicho, hollywoodiense, sigue presentando a Putin y Xi Jinping como atroces carniceros, como dictadores rojos, como enemigos de la humanidad.

Se trata de una narrativa caricaturesca y propia de manicomio que, sin embargo, sigue vigente en el imaginario colectivo porque es reiterada urbi et orbi de forma machacona por los órganos de propaganda y los monopolistas del discurso. Los mismos que (en mi opinión) están preparando a la opinión pública occidental para una posible guerra preventiva contra Rusia. Lo cierto es que el encuentro de Putin con Xi Jinping es una noticia que hay que saludar con júbilo: a nivel internacional, es precisamente de la unión entre el dragón chino y el oso ruso de donde brota la mayor esperanza sobre la posibilidad de un orden multipolar capaz de frenar el delirio nihilista del imperialismo de la civilización talasocrática de las barras y estrellas.