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Se acerca la hora de la retirada: ¿ha merecido la pena?


Santiago Prestel | 10/03/2024

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

Vosotros no lo sabéis pero hace relativamente poco fue mi cumpleaños. Demasiados años como para contarlos, aunque no lo lleve mal. El caso es que cuando uno se da cuenta de que ya ha vivido más de lo que va a vivir, empieza a echar la vista atrás de todo lo que ha hecho de lo bueno y de lo malo. Pero, sobre todo, de lo que ha hecho o dejado de hacer.

Han pasado muchos años desde aquel primer grupúsculo en San Fernando de Henares llamado Ofensiva Juvenil. El comienzo de toda una vida entregado a un ideal. Al más alto y noble, eso si. Todo el camino recorrido ha merecido la pena. Conoces a gente increíble por el camino y también a personajes absolutamente indeseables. En aquella época había mas de los segundos que de los primeros. Hoy en día es al revés por suerte. Hay mucha más gente que merece la pena y en la que confiar. Años en los que te das cuenta de la importancia de la palabra «camarada» y de su significado. Y de que no todo el mundo merece ser llamado así. También los hay que terminan formando parte de tu familia, camaradas que terminan siendo como hermanos, gente con la que estar en las buenas y en las malas. Sufrimos juntos, celebramos juntos y si hemos de morir, lo haremos juntos. En nuestro caso, el sentimiento de pertenencia a una comunidad militante es más grande de lo que os podáis imaginar.

¿Echaré de menos la militancia activa? Es la pregunta que más resuena en mi mente en estos últimos días al irse acercando el final. Quizás la pregunta más exacta es si se puede dejar de militar. No puedo dar respuesta a ninguna de las dos. Pero sí que es cierto que nunca se deja de ser lo que uno es. No creo que se pueda abandonar este camino sin mirar atrás. Siempre estaré ligado, de una manera u otra, a aquello que permitió que un niño descarriado y con ganas de hacer el mal, se convirtiera en un hombre más o menos hecho y derecho. En alguien convencido en tratar de luchar por la patria, el pan y la justicia.

Ramiro, siempre dijo que la vida de un escuadrista de las JONS debería durar hasta los 45 años. Por suerte, mi retirada de la militancia activa no va a ser en esa edad: tengo la intención de retirarme antes. Al fin y al cabo, yo ya solo soy un vestigio de un tiempo pasado, donde «el área» era bastante peor que lo que tenemos ahora. Con el paso del tiempo hemos podido crear algo mejor que aquello que me toco vivir en mis tiempos mozos. Yo represento esa parte «del área» intransigente ideológicamente, cuyo camino es la doctrina férrea, sin fisuras, quizás demasiado radical en todo pensamiento y acción, demasiado inflexible para los cambios que se me antojan necesarios que hay que dar. Yo soy de aquellos que piensan mejor que es mejor cuatro que cuatrocientos. Esto debe cambiar.

Nunca he querido convencer a nadie pero, en los tiempos que vivimos, es necesaria gente que tenga entre sus convicciones el querer harcerlo. Me llevo conmigo mil y una historias que se pueden contar y mil y una que mejor no. Pero, por encima de todo, me llevo la satisfacción del deber cumplido, que hice todo lo que pude por dejar una España mejor para los trabajadores nacionales y un movimiento lo más limpio posible. Siempre nos quedará esa revolución pendiente, que por edad ya deben hacer otros.

Por eso, siempre es adecuado saber cuándo dar un paso al lado porque el presente que he ayudado a construir es bastante mejor que el pasado. Porque el movimiento se encuentra ahora mismo en las mejores manos posibles. Gente con otra altura de miras mucho mas amplia que la mía, con las ideas claras y toda la fuerza de la juventud para recorrer el camino que otros ya hemos recorrido y cuyo final, por fin, se empieza atisbar.

Pero sobre todo, porque si el presente es el mejor posible, el futuro es todavía mejor. El futuro les pertenece a Juanfran y Dani de Tritón, a Marcos de San Fernando de Henáres, a José, Alejandro y Fernando de Sevilla, a Busto y a David de Asturias, a Sandra, Carla y a la multitud de chavales que hay en Valencia. A Fede, Mario y Victor de Madrid. Ellos y muchos más son el futuro. Son la verdad española y estoy seguro que no pararán hasta conquistar, porque así se lo hemos tratado de enseñar.