Reportajes

Viktor Orbán y su plan para hacer a Europa grande otra vez


Thibaud Gibelin | 20/08/2024

Todos los años, Viktor Orbán pronuncia un discurso sobre filosofía política en la Universidad de Verano de Bálványos, en Tusványos (Transilvania).

Siempre del más alto calibre intelectual (nuestros líderes harían bien en inspirarse en él), el discurso de este año del Primer Ministro húngaro fue excepcional en muchos aspectos, al confrontar a Europa con sus responsabilidades ante la Historia: o nuestro continente se convierte en un «museo al aire libre», o adquiere las herramientas y la visión del poder, emancipándose de la tutela estadounidense. Fue un discurso histórico y estos fueron sus ejes principales:

En primer lugar, la guerra de Ucrania fue como la píldora roja de la película Matrix: nos mostró la cruda e implacable realidad. El velo de las ideologías, las distorsiones mediáticas y otros encubrimientos políticos se disipó. Viktor Orban tiene varias observaciones que hacer:

1) Tanto Rusia como Ucrania encuentran en esta guerra la justificación de su existencia. Ambos bandos tienen su verdad, percibida o real, y no renunciarán a la guerra. Así que la paz sólo puede venir de fuera.

2) El principal rival de Estados Unidos sería China, pero es contra Rusia contra quien Occidente libra una guerra por delegación. De ello hay que deducir las verdaderas prioridades del poder estadounidense.

3) Viktor Orban reconoce la excepcional resistencia de Ucrania y el heroísmo de sus soldados. Hungría no es «prorrusa», defiende su interés nacional, reconoce la fuerza de Ucrania pero observa que la guerra total es un calamitoso callejón sin salida.

4) Rusia no es el país caótico, desorganizado y rígido que Occidente se empeña en despreciar. Tiene una notable capacidad de adaptación. Tenemos que contar con ello.

5) Un análisis del colapso de la autonomía europea, que hace que la era Chirac-Schröder parezca una buena época. El eje París-Berlín está siendo sustituido por Londres-Varsovia-Kiev, en línea con los intereses estadounidenses. Viktor Orbán se está poniendo firme ante la destrucción del North Stream.

Occidente ha perdido su autoridad en la escena internacional. Una era ha terminado. Europa debe encontrar su propio camino y definir sus objetivos estratégicos. Make Europe Great Again, independientemente de Estados Unidos.

Otra declaración histórica: el universalismo que acompañó la expansión mundial de Occidente durante los últimos cinco siglos ha quedado obsoleto. Ahora hay «dos soles en el cielo». En esta nueva realidad, debemos liberarnos de la ideología y volver a ser racionales.

1) Implicaciones ideológicas: el universalismo destruye las condiciones de existencia de la nación; negación del Estado-nación como forma histórica de los pueblos; por último, ruptura antropológica entre Europa central y occidental.

2) Con Trump como último intento de devolver a Estados Unidos el rango de nación, la historia está abierta. La lección de Viktor Orbán a Europa es que la conciencia nacional y civilizatoria de la identidad es la base de todo poder y soberanía.

3) La secesión de las élites respecto al pueblo significa el fin de la democracia representativa. Bruselas es el punto de apoyo de una pseudoélite mundial que arrastra a Europa al abismo de un universal nihilista. Los «patriotas por Europa» son personas non gratas en el Parlamento Europeo.

4) La ideología dominante en Occidente se ha convertido en una máquina perdedora, un boomerang que nos golpea en la cara. Y la mejor palanca de influencia de Rusia en detrimento nuestro. No basta con hacer retroceder esta locura, hay que sustituirla recurriendo a la tradición.

Tras estas consideraciones sobre el mundo tal como es, Viktor Orbán pasa a las consecuencias generales. El primer elemento es el advenimiento de un mundo posoccidental, el fin de una era inaugurada por los grandes descubrimientos:

1) Europa se encuentra ante una disyuntiva: puede convertirse en un «museo al aire libre» (que es lo que ha aceptado hacer hoy), o puede recuperar su poder: autonomía estratégica, competitividad económica, reconciliación con Rusia, autosuficiencia energética, etcétera.

2) A continuación, Viktor Orbán habla de la posición de Hungría en el cambio en curso. Este cambio beneficia a Europa Central, que debe encontrar su lugar como región cultural coherente. Europa Central puede imponer a la Unión Europea la preservación de sus características específicas.

3) Se abre la perspectiva de una gran estrategia húngara que abarque treinta años, para que la nación pueda integrarse con éxito en el mundo que se está configurando. Esto implica formar a la élite nacional que llevará a buen puerto este proyecto (demografía, ruralidad, etc.).

Nota: Cortesía de Éléments