El seguimiento de la multipolaridad está más de actualidad que nunca. Es a través del prisma del auge de la multipolaridad y del declive de la unipolaridad como deben interpretarse los grandes acontecimientos mundiales.
Tomemos, por ejemplo, el escándalo diplomático entre Canadá e India por el asesinato de un sij en Canadá. India empieza poco a poco a hacer valer su soberanía de forma más activa. El candidato presidencial estadounidense Vivek Ramaswamy, con su programa estrictamente paleoconservador y antiglobalización (como el de Trump), es otro síntoma. Sí, Rishi Sunak es un globalista hindú y un atlantista, que los hay. Pero antes sólo había lo mismo. Y ahora se está dando a conocer una India diferente. Por cierto, la India ya no existe. Este nombre colonial ha sido sustituido por un nombre anticolonial, antiguo y soberano: Bharat. Cada vez más hindúes ven a Narendra Modi como un avatar. Y la dimensión avatárica del líder es la base divina de una profunda soberanía.
La victoria electoral de Fico en Eslovaquia es otro claro ejemplo de la ola multipolar. Su retirada de todo apoyo a los nazis de Kiev, los más ardientes defensores del globalismo, es también un síntoma.
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Pasemos ahora a Estados Unidos. Como explicó Dimitri Symes, el cierre estadounidense no detendrá por completo el apoyo a los terroristas ucranianos, pero aumentará la volatilidad en Estados Unidos, el centro del sistema unipolar. Hasta cierto punto, pero también este fenómeno es totalmente multipolar. Cuantos más problemas tiene la unipolaridad, mejor le va a la multipolaridad. Es como los vasos comunicantes: si uno entra, el otro sale.
Rusia está ocupando el centro del escenario, lo que es muy importante para la ola multipolar. Quizá más importante que cualquier otra cosa. Al fin y al cabo, fue Rusia la primera en entrar en conflicto militar directo con el sistema globalista obstinadamente unipolar que la administración Biden y los neoconservadores que la orquestan tratan desesperadamente de salvar. El mundo comienza cada vez más a darse cuenta de ello, en particular los BRICS y los países árabes.
En África Occidental, el imperio precolonial de Malí renace en la meseta de Mandingo. Malí, Burkina Faso, Níger y Guinea formaron un bloque anticolonial, núcleo de la resistencia panafricana al globalismo. La entrada en el BRICS del único país africano que nunca ha perdido su independencia, Etiopía, es otro momento simbólico de la ola multipolar. Todo ello se va añadiendo poco a poco al mosaico de un nuevo orden mundial.
Las payasadas de Elon Musk en Twitter, ahora X (el portal de los altermundistas y eurasistas polacos) y propiedad del propio Musk, también son un síntoma. La red X también desbloqueó mi cuenta, que había sido destruida por el despido de Elon Musk por los gobernantes liberales unipolares. De no haber sido por la censura globalista, el viejo tuitero habría sido acusado de ser «portavoz de la propaganda y la desinformación rusas». La libertad de expresión en todas sus formas se considera ahora «propaganda rusa». El salvajismo de la agonizante élite globalista, que intenta feroz y desesperadamente salvar su resquebrajada hegemonía a toda costa, es cada vez más evidente, incluso en Occidente. La actual administración estadounidense puede pasar a la historia como el último intento de preservar el mundo unipolar.
Las agencias de noticias, citando a un funcionario anónimo de la Unión Europea entrevistado por Politico, informan de que los países de la Unión Europea dejarán de suministrar a Kiev armas de sus propios arsenales debido a la amenaza para la seguridad de la propia Europa. Quizá sea ésta la forma que tiene la Unión Europea de prepararse para la guerra con Rusia. O tal vez, por el contrario, ya está saliendo del modo de escalada.
Otra consideración. Parece haber un centro en la cúpula de la propia Rusia que se opone a la Operación Militar Especial, que no acepta la ola multipolar y que quiere que todo vuelva a ser como antes. Puede que no sean agentes directos de influencia, pero son personas que comparten sinceramente los principios y valores del globalismo liberal. Su presencia influye en todo. De hecho, una invisible Operación Militar Especial está teniendo lugar dentro de la propia Rusia, donde el enemigo se resiste tan ferozmente como el régimen de Kiev en Ucrania e incluso intenta montar un contraataque de vez en cuando. Esto adopta la forma de encuestas sociales falsas, en las que la Victoria es supuestamente apoyada por una minoría, o saboteando la movilización de la sociedad, o guardando silencio sobre la Operación Militar Especial, o contribuyendo a la desestabilización social mediante una política provocadora de migración incontrolada, o siguiendo una estrategia económica y financiera que socava nuestras fuerzas desde dentro.
No es fácil descubrir el núcleo de esta fuerza hostil, su cuartel general, su residencia principal. Pero me temo que sin esto, nos será muy difícil librar la guerra en dirección a la victoria. Rusia debe prepararse para la acometida. La purga de sus propias filas es inevitable.
Nota: Cortesía de Euro-Synergies
Aleksandr Dugin es un ensayista, filósofo, analista y estratega político ruso.