Entrevistas

Alain de Benoist: «Soy decididamente hostil a la inmigración, no a los inmigrantes»


Redacción | 25/02/2023

En una entrevista concedida a la revista Monde & Vie, el filósofo Alain de Benoist ha desarrollado su visión sobre el fenómeno de la inmigración.

En opinión del considerado máximo exponente de la Nueva Derecha francesa, Europa occidental está sometida desde hace más de medio siglo «a una inmigración masiva poco o nada controlada». Las políticas de reagrupamiento familiar promovidas por ciertos Estados han generado una forma de «inmigración ´de asentamiento», convirtiendo a estos países «no tanto en una sociedad multicultural como sí multirracial».

De Benoist ha asegurado que «paradójicamente, la inmigración une más que divide» y pone el ejemplo francés en este sentido: «todos los sondeos de opinión disponibles muestran que entre dos tercios y tres cuartas partes de los franceses son hostiles a la inmigración. Esto no se debe al racismo (la sociedad francesa es mucho menos racista que hace treinta o cuarenta años), sino a las patologías sociales asociadas al fenómeno de la inmigración, en particular la delincuencia y la inseguridad (la inmensa mayoría de los inmigrantes no son delincuentes, pero la inmensa mayoría de los delincuentes son de origen inmigrante), y a que hace tiempo que se ha superado el umbral de tolerancia. Esto significa que cada vez más franceses sienten que se han convertido en extraños en su propio país, porque ven desaparecer los modelos sociales que eran los suyos y ya no pueden reconocerse en la mayoría de las personas con las que se encuentran».

El intelectual francés ha alertado de las tres posiciones favorables a la inmigración. La primera, de carácter liberal, que «practica la religión del libre comercio y defienden tradicionalmente la libre circulación de personas y mercancías y, por tanto, la abolición de las fronteras». La segunda, de tipo «humanitaria», «que creen que no hay problemas que la generosidad y el amor desencarnado no puedan resolver. Aspirantes a la comunión universal capaz de superar todas las barreras históricas y culturales de la que habla la encíclica Fratelli tutti, sus armas favoritas son la intimidación moral, la llamada al arrepentimiento, la definición de la acogida incondicional como un deber sagrado, la victimología compasiva y lacrimógena, que les permite afirmar que encarnan el imperio del bien». Y, por última, una radicalizada, que «defiende una concepción redentora de la inmigración, que se supone que aporta sangre nueva a una sociedad que necesita más diversidad, es decir, más mestizaje, y que cuenta con los inmigrantes para subvertir y regenerar una Francia histórica que la aborrece».

De Benoist ha explicado su posición al respecto, que define como «sencilla»: «como la mayoría de los franceses, soy resueltamente hostil a la inmigración. A la inmigración, pero no a los inmigrantes. No tengo hacia ellos ninguna enemistad de principio, como tampoco la tengo hacia sus culturas de origen o los países de los que proceden. No los considero intercambiables, y no soy de los que se alegran de ver ahogarse a varios de ellos en el Mediterráneo. Pierre Manent me dijo recientemente que no creía ni en el laicismo, ni en la asimilación, ni en la emigración. Esta es también mi posición».

Por último y preguntado sobre si es posible regular o controlar la inmigración, Alain de Benoist considera que «la inmigración seleccionada es sin duda preferible a una inmigración totalmente incontrolada. Pero, ¿seleccionada según qué criterios? Es demasiado obvio que serán criterios económicos, ya que a los ojos de la clase dominante la inmigración es ante todo un problema económico, y más aún un problema técnico, dado que para los liberales los problemas políticos no son en última instancia más que problemas técnicos. Para decirlo claramente, se elegirán los inmigrantes cuya contribución maximice los beneficios del capitalismo liberal. Y al mismo tiempo, despojando a los mejores, es decir, a los más exitosos, los países de origen se verán privados de un cierto número de élites que más necesitarían».