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Disturbios en Francia: un choque inevitable entre dos cosmovisiones totalmente diferentes


Santiago Prestel | 05/07/2023

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Creo que ya va siendo hora de decir algo sobre lo que esta sucediendo en Francia. He tratado de esperar para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos y, hoy, puedo decir abiertamente que los franceses, los verdaderamente franceses, son víctimas de la ola liberal que se ha propuesto arrasar con Europa y con la civilización occidental y, con ello, hacer desaparecer a los europeos.

Francia es víctima de la política suicida de fronteras abiertas. Hay que recordar que tan mala es la inmigración legal como la ilegal: las dos formas de inmigración son absolutamente nefastas. Los franceses son víctimas de las políticas que han realizado sus dirigentes que han llevado a que Francia sea tomada por hordas de salvajes. Sus barrios han sido tomadas por bárbaros que son absolutamente incompatibles con nuestra civilización.

Lo que ocurre hoy en el país vecino no es una guerra civil, pues no es una guerra entre franceses. Todos aquellos que están provocando los disturbios no son franceses. El pertenecer a una nación no te lo da un papel. Son nuestros antepasados los que nos hacen pertenecer a una tierra. Nunca serán franceses porque esas mismas hordas de inmigrantes incivilizados, por muy de cuarta o de quinta generación que sean, siempre serán inmigrantes en una tierra que no es la suya. No son europeos y por lo tanto no cabe la asimilación, sino su expulsión de un territorio que no les pertenece.

Nos encontramos, pues, ante una guerra, dirigida y orquestada por las grandes élites capitalistas con un solo fin: liquidar la civilización occidental. El hecho de que el asesinato de Lola Daviet no tuviera ninguna repercusión y no provocase la indignación del pueblo francés o >el apuñalamiento de bebés por parte de un inmigrante sirio hace pocas semanas solo fuera contado de soslayo por algunos medios, lo único que hace es constatar el grado de degradación moral al que ha sido sometido el pueblo francés, presa de la Agenda 2030 que está imponiendo uno de los adalides del liberalismo a sangre y fuego como es Macron. Y, por desgracia, una imposición a sangre y fuego es, literalmente, lo que esta ocurriendo. Francia arde, está siendo quemada por gente que no debería estar en Europa y la sangre derramada, por desgracia, es la nuestra.

Oigo con estupor que lo que esta sucediendo es culpa del propio pueblo francés por no saber asimilar a estas generaciones de «nuevos franceses» que viven en barrios marginales. Pero no escucho decir a estos medios que en esos mismos barrios marginales la sharia ha sido implantada, que se han convertido en zonas prohibidas, donde los franceses no pueden pasar. Y que son esos inmigrantes los que han convertido esos barrios en sitios de podredumbre donde las drogas y la delincuencia pasean libremente con la evidente connivencia de los políticos franceses, que han decidido pasarde largo, no sea que los vayan a acusar de racistas. Quien paga manda.

No albergo esperanzas de que la situación vaya a mejor. Nos han metido oleadas y oleadas de miles de inmigrantes por toda Europa que son totalmente incompatibles con nuestro estilo de vida y con nuestra cultura. El choque entre dos cosmovisiones totalmente diferentes de ver el mundo es absolutamente inevitable. Mi preocupación es que el pueblo europeo ha sido absolutamente domesticado por las democracias burguesas liberales para no luchar, para dejarse vencer y ser aniquilado. La moral impuesta ha hecho que el europeo sienta vergüenza de serlo en vez de sentirse orgulloso de pertenecer a la mayor civilización que han visto los tiempos.

La pregunta que debemos hacernos los patriotas, los que defendemos la identidad y la soberanía nacional es si merece luchar una vez se inicie el fin de la civilización. Occidente se dirige sin remisión hacia su final. ¿Merece la pena luchar por una civilización que no quiere ser salvada? ¿Deberíamos sentarnos con un bolsa de palomitas y ver arder nuestro mundo mientras recordamos que os avisamos de todo esto, pedazo de gilipollas, y ahora os las apañáis sin nosotros?

Porque lo que esta sucediendo en Francia es el preludio de lo que va a suceder por todo nuestro territorio y lo llevamos advirtiendo desde hace décadas. El capitalismo salvaje y depredador ha utilizado la inmigración para conseguir mano de obra barata, empeorar las condiciones de trabajo de los trabajadores nacionales y acabar con nuestra identidad, soberanía nacional e independencia de los grandes entes supranacionales. La inmigración es la espada que ha utilizado el liberalismo para desangrar a nuestros pueblos.

Europa se muere y nuestra civilización caerá con ella. Pero lucharemos, aunque no se lo merezcan. Preferimos morir espada en mano luchando por los nuestros que contemplar sin hacer nada a nuestros conciudadanos, aunque esos mismos conciudadanos sean quienes han permitido todo esto. Lucharemos, sí. Puede que Europa caiga pero nosotros caeremos dignamente con ella.