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La madurez intelectual de la Nueva Derecha: un extracto del nuevo libro de Robert Steuckers


Robert Steuckers | 14/11/2022

 Nuevo libro de Santiago Prestel: Contra la democracia

En enero de 1982 comenzó el segundo periodo de la historia de la Nueva Derecha francesa. Durante este interesante periodo de disminución del poder real o de la influencia real en el mundo mediático pero de aumento de la madurez intelectual, el movimiento intentó definirse como un movimiento alternativo no occidental, heredero de las posiciones gaullistas antiamericanas y de los pensamientos socialistas alternativos no marxistas (como los de Sombart, Sorel, De Man, etc.).

En 1982, el movimiento neutralista alemán se organizó mejor y empezó a adquirir unas dimensiones nacionales que antes no tenía. En 1981, el hijo de Willy Brandt, Peter Brandt, ya había mostrado el camino, ya que había revivido la tradición socialista prusiana con una gran exposición sobre la Prusia del pasado en Berlín, la primera de este tipo que se había montado después de 1945 en la capital alemana y prusiana. Peter Brandt y otros, entre ellos Wolfgang Venohr, acuñaron un nuevo nacionalismo de izquierdas que nos seducía, en el sentido de que ya no estaba orientado a Occidente y tenía en cuenta las antiguas alianzas prusianas y rusas de 1813 y de la época de Bismarck. También redescubrieron la interesantísima figura de Ernst Niekisch, miembro del gobierno de la efímera república soviética de Baviera (1919) y defensor de una alianza germano–rusa contra Occidente en los años veinte y treinta, que fue enviado a la cárcel en tiempos de Hitler.

Detrás de los recuerdos históricos que permitían las exposiciones, los libros y los ensayos, había una profunda reorientación política: Alemania, si quería reunificarse como país neutral en Europa Central al igual que Austria desde el Tratado de 1955 y Finlandia desde los acuerdos especiales con la Unión Soviética firmados en 1948, debía adoptar un patrón de pensamiento no occidentalizado. A nuestros ojos, lo mismo ocurría con todos los países de Europa Occidental.

Fui el primero del grupo de la Nueva Derecha en subrayar la importancia de esta nueva deriva en política europea, ya que yo era el único lector de la revista Wir selbst de Siegfried Bublies, que era la principal plataforma que tenía la verdadera voluntad de despachar y popularizar las nuevas ideas. En el tercer número de mi revista Orientations se publicó un resumen de todos los aspectos de esta importante deriva política de principios de los ochenta y Philippe Marceau, uno de los más honestos gestores del equipo del GRECE, me invitó en junio de 1982 a dar una charla en el Cercle Héraclite, un grupo interno del GRECE, para explicar cuáles eran los fundamentos del nuevo nacionalismo neutralista alemán. No fue fácil convencer a la gente, acostumbrada a la ideología de la OTAN, de que aceptara la nueva visión del mundo inducida por el movimiento pacifista y neutralista en Alemania y en otros lugares de Europa.

Cuando pusimos en marcha nuestro boletín Vouloir, decidimos transmitir regularmente información sobre lo que ocurría y se escribía en Alemania a raíz de esta renovada tendencia de la política internacional y nacional. Adquirimos la todavía sulfurosa reputación de ser «nacional–bolcheviques», ya que nos negamos a repetir o a tomar en consideración positiva las opiniones habituales que los conservadores pro–OTAN despachaban en los medios de comunicación. Alain de Benoist observaba nuestras actividades con mucha desconfianza, pero muy probablemente debido a la influencia de Armin Mohler, que había establecido las directrices de una auténtica política exterior europea en su libro Von rechts gesehen y decía que había que apostar por los «estados canallas» para liberarse de la colonización mental estadounidense, aceptó gradualmente nuestros puntos de vista.

Los proyectos de una mitteleuropa neutral quedaron obsoletos en cuanto Gorbachov proclamó su glasnost y la perestroika. Esperábamos el paso pacífico y gradual de Europa del Este y Rusia a una forma de socialismo más suave, cruzado con sesgo populista (narodniki) y nacional, cultivando las raíces eslavas. Esto fue, por supuesto, un error, ya que nada de eso ocurrió.

Robert Steuckers: Una historia irreverente de la Nueva Derecha. Letras Inquietas (Noviembre de 2022)

Nota: Este artículo es un extracto del citado libro