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El nuevo «mesías» brasileño: ¿quién es realmente Jair Bolsonaro?


Sergio Fernández Riquelme | 25/05/2020

En primer lugar era el Trump brasileiro, decían sus críticos: otro supuesto «outsider» del sistema liberal-progresista, declarado como «anti-establishment». Militar en la reserva y durante años diputado irrelevante, de vida licenciosa y de exabruptos considerables, pero ahora líder de masas para clases medias asustadas e iglesias evangélicas en imparable ascenso en Latinoamérica (con el apoyo inicial de las enormes Asambleas de Dios de Silas Malafaia, y el final de la todopoderosa Iglesia Universal de Edir Macedo y del canal de televisión Record).

Como Mr. Donald, Bolsonaro hizo su campaña desde la redes y desde el tiempo que les dieron los medios a sus polémicas; no contaba con un partido real o decidido detrás de él, presentándose como casi independiente; y parece que se vieron seducidos sus votantes por sus mensajes directos y crudos (sobre todo, en temas de seguridad y valores). De manual para la ciencia política y demoscópica contemporánea, parece.

Era, además en segundo lugar, una amenaza para el orden democrático, subrayaban sus oponentes: xenófobo, machista, militarista, y varias decenas más de adjetivos poco políticamente correctos. E incluso llegaba a ser peor que Mr. Donald, terriblemente peor, como demostraba al dedicar la destitución de Dilma Rouseff (el impeachment a partir del espectacular «escândalo do Mensalão») al militar autoritario Carlos Alberto Brilhante Ustra. La mismísima encarnación en la tierra no del Mesías (en lo que sus oponentes dice o no creer o creer en su versión solidario-deista) sino del mismísimo Diablo (en el que sí creen, como una suerte de peculiar estandarte del denunciado como neoliberalismo neofascista) al que grupos de mujeres contrarias se opusieron en las redes y en las calles con la campaña viral #EleNão> («él no»).

Pero era también, en tercer lugar, la única alternativa, ese necesario redentor político-religioso de la patria, para decenas de millones de habitantes del país más grande de Latinoamérica, que se han puesto la camiseta de fútbol de la canarinha como uniforme de movilización. Un cristiano renacido, defensor de la autoridad frente al crimen y a la corrupción, un «cirujano de hierro» democrático ante la violencia estructural (uno de los países con más asesinatos del mundo) y la pobreza creciente (casi el 30% de la población), el penúltimo defensor del cristianismo neopentecostal frente a la llamada ideología de género, del trabajador emprendedor frente a los pobres subsidiados por el Estado (la famosa Bolsa Familia de apoyo a los sectores más humildes), y del nacionalismo brasileño frente al enemigo del Partido dos Trabalhadores, considerado pro-venezolano, corrupto y comunista (el PT de Lula y Dilma). Un Katehon, al estilo paulino, de la Patria y Dios, simple y llanamente; por ello su lema de campaña hablaba de «Brasil acima de tudo, Deus acima de todos».

Sergio Fernández Riquelme: Perfiles Identitarios. La Tribuna del País Vasco (Junio de 2019)

Nota: Este artículo es un extracto del citado libro