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Los masones, el asturianismo y la identidad covadonguista


Xuan Begana | 12/04/2023

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El asturianismo político es un movimiento socialmente insignificante y hasta ridículo en sus resultados electorales. En el cohabitan dos principales tendencias: a) el ala más radical, de izquierdas, y con no pocos elementos separatistas; y b) el ala de la llingua, que suele desconectar de cualquier problemática social y económica, y que se obsesiona casi única y exclusivamente por la cuestión de la oficialidad de la lengua asturiana o bable, que quieren alcanzar por encima de todo.

El pueblo asturiano lleva décadas dándole la espalda a tales sectores minoritarios que, en lo sustancial, han demostrado muy poca cordura en sus discursos y han servido más bien como caniches del PSOE e Izquierda Unida (actualmente son apenas un sector periférico de Podemos). El Principado de Asturias arrastra ya de por sí suficientes problemas como para que la gente, en su sentir mayoritario, se deje arrastrar por nuevos espacios y motivos de conflictividad. Bastante ya tienen los asturianos con el envejecimiento de la población, su desertización productiva, la enorme carga social de los «parásitos», esto es gente en edad de trabajar, pero con perpetua vocación por ser subsidiado de por vida. Bastante con los incendios, la contaminación, etc. Los separatistas y los «bablistas» no ofrecen ningún remedio creíble, ni siquiera dan una imagen seria, unida, convincente. El asturiano medio, no ideologizado, ve en ellos, los «asturianistas políticos», a una especie de conjunto circense en donde hay de todo. Hay acróbatas, artistas del «alambre», pero abundan los payasos.

Lo peor para el asturiano medio, agobiado por una crisis y marasmo económico y social terribles, que se prolonga desde 1975, es observar que un sector minoritario le está intentando robar su identidad. Lo más destacable de la identidad asturiana está en su pasado: Asturias es la cuna de España. En esa región surgió el primer reino hispánico libre, que alzó la Cruz contra la invasión islámica. Los Reyes Caudillos Astures, desde don Pelayo hasta Alfonso III, pero también los reyes sucesores de éstos (los de León, Castilla, Portugal…) fueron reyes católicos cuyo empeño no fue otro que el de limpiar el suelo patrio de la invasión sarracena.

El papel destacado que tuvo la Batalla de Covadonga en la conformación de la identidad asturiana (allí nace ésta precisamente, a la par que la española) es un tema que la masonería quiere ocultar, cuando no combatir agresivamente. Fue Covadonga un hecho de armas y un milagro mariano. Fue el origen de Asturias y el origen de España: se podría decir que la primera «nacionalidad» de los españoles fue la nacionalidad asturiana.

Pero la masonería se empeña en atacar todo cuanto suene a «católico» y a «español». Conspira y urde complots sin cesar, se infiltra por doquier. Los más destacados líderes del «asturianismo político» son masones. Llevan años sepultando fechas, fiestas y elementos de nuestra identidad. Ahora, en lugar del día de la Santina (8 de septiembre), y conmemoración de la victoria asturgoda sobre los moros, hablan del 25 de mayo (la sublevación contra Napoleón), como fiesta regional. En lugar de la Monarquía Astur y los Reyes Caudillos, hablan del bable como (casi) única seña de identidad. Bable que es querido y hablado por muchos de nosotros, pero que no puede compararse a las egregias figuras de don Pelayo y los Reyes Caudillos, como estandartes de la asturianía.

Faustino Zapico, de ideología comunista, fue uno de los líderes del minúsculo «asturianismo político». Además de profesor de secundaria ahora es concejal de Izquierda Unida en un pueblo de la Cuenca Minera. Abiertamente, el líder asturianista se reconoce masón y es Gran Maestre.

Se entiende el rechazo de este asturianismo de izquierdas a lo que ellos llaman, peyorativamente, «covadonguismo». La masonería es enemiga declarada de la Iglesia Católica y ésta, a su vez, ha condenado repetidamente a estas organizaciones iniciáticas y secretas, que nacieron con el fin de difundir el ateísmo y destruir la civilización cristiana.

Recientemente, en una entrevista sostenida con el periodista «anti-fascista» Pablo Batalla, Zapico respondió así a la pregunta:

«¿Eres masón?»

«Soy masón, sí, sí. Veintidós años llevo en la masonería. Ah, no lo sabía. ¿En qué logia estás? Mi logia se llama El Trabayu. Estamos en Gijón. La llamamos así en homenaje a una que funcionó en Trubia de 1872 a 1892, que era la logia El Trabajo; una logia de obreros de la fábrica de armas. Eran veintiocho obreros y un médico, y eran todos del Partido Republicano Federal. Bueno. Nosotros estábamos en El Derecho Humano, que es la organización internacional. La masonería, normalmente, se rige por organizaciones de ámbito estatal: la Gran Logia de España, que solo admite señores y creyentes; la Gran Logia Simbólica Española, que es mixta y es donde yo empecé de aprendiz; la Gran Logia Femenina, solo mujeres… El Derecho Humano es internacional. Nace en Francia en 1893, pero se extiende por todo el mundo. Y es mixta. Estábamos ahí, como digo, pero a finales del año veintiuno rompimos; se rompió la federación por la mitad. Y varias logias que quedamos por ahí montamos una nueva organización que se llama Confederación Internacional de Logias Escocesas».

«Cielos. Quien dijo aldea, dijo pelea, ¿eh? No solo en el asturianismo has vivido divisiones y escisiones».

«Sí, pero, en la masonería, aunque rompas, no niegas la condición de masón de los demás. Nosotros estamos en una especie de hotel masónico en Gijón, en La Calzada.

«Yo he estado un par de veces en una tenida blanca abierta de la logia Rosario de Acuña en un local de la calle Costa Rica».

«Ese, ese. Ahí estamos cuatro logias de cuatro obediencias distintas. Pues bueno, la masonería me marcó bastante».

Como el lector puede apreciar, también el entrevistador «anti-fascista» ha estado en contacto, si quiera ligero, con la masonería.

Uno de los rasgos que caracteriza a los masones es su republicanismo fanático. Ello los lleva a despreciar el rango institucional de Asturias como Principado (un Principado que debería incluir otros territorios asturianos: la Asturias de Santillana, de Trasmiera, etc.), como señaló el líder intelectual de los asturianistas «serios», Xaviel Vilareyo. Ello lleva a los masones idealizar los desastres y desaguisados que fueron la Primera y la Segunda República Españolas.

Los masones asturianistas suelen adoptar una visión provincial y provinciana. El mundo gira, para ellos, en torno a las Cuencas Mineras y el octubre de 1934. Ello les llevó a despreciar voces acreditadas del asturianismo identitario como Xaviel Vilareyo o Carlos X. Blanco, figuras que reclamaban una unidad popular (no sólo de izquierdas) para sacar adelante la región, trascendiendo la obsesión por la oficialidad del bable y abogando por la reunificación (Xuntanza) tanto de los territorios culturalmente asturianos como de las fuerzas sociales, políticas y culturales que debían enfrentarse al marasmo que sufría el Principado.

Otro personaje vinculado históricamente al fracasado (y ridículo en cifras) asturianismo político es el profesor jubilado de Economía, David M. Rivas. Rivas reconoce en otra entrevista reciente ser masón, aunque la masonería hispana se le hace muy poco glamurosa, y milita en la inglesa. Extraemos un pasaje de otra entrevista:

¿Y está en una logia asturiana?

«No, estoy bajo la disciplina de la Gran Logia Unida de Inglaterra. La masonería española dejó de interesarme hace tiempo. No porque sean peores, sino porque España es una sociedad muy mediocre, y por tanto todas las instituciones, también la masonería, son mediocres. Los políticos que tenemos son reflejo de lo que somos, ¿cómo que no nos representan? Son iguales que nosotros: y los curas, y los fontaneros y los masones. Luego aquí la masonería nunca tuvo mucha importancia, lo que pasa es que con eso del contubernio se magnificó su influencia en la sociedad. El franquismo, al acabar la guerra, abrió 50.000 procesos contra masones, y nunca hubo en España más de 5000 en los mejores tiempos. Coincidía que los masones eran gente de nivel cultural alto, como mínimo medio-alto económico, y estaban en muchos sitios. Entonces había partidos, como los republicanos liberales, y Azaña es el típico ejemplo, en los que seguramente hubiera muchos, pero eso no quiere decir que la masonería montara el partido para tomar el poder. Hay bastante relación, por ejemplo, entre la masonería y el anarquismo: Kropotkin lo era, Bakunin lo era, García Oliver lo era. También en el socialismo asturiano, donde se supone que era masón Belarmino Tomás. Y Jovellanos, por ejemplo, que encarnaría la figura de un masón típico del XVIII, si lo fue no lo sabemos. Políticamente la masonería es mucho menos importante de lo que la gente cree».

Rivas fue candidato al Parlamento Europeo por la Coalición de partidos fraccionarios, centrífugos y anti-españoles llamada «Europa de los Pueblos», en la que figuraban los asturianos independentistas de Andecha Astur. También fue candidato a la Presidencia del Principado por Andecha Astur, partido al que siempre estuvo muy vinculado. A su vez, todos los independentistas y asturianistas de izquierda guardaron siempre muchos vínculos con Podemos.

Justo cuando la Xuntanza del Asturianismu estaba a punto de lograrse gracias a una plataforma cívica de personas independientes y patriotas, los independentistas y asturianistas de izquierdas la hicieron romper desde dentro, infiltrados, pues ya entonces se estaban formando los círculos de Podemos y siguiendo las consignas de los socialistas. El partido Podemos, surgido como marca blanca del PSOE para garantizar su presencia institucional en un momento de debacle del partido del puño y la rosa, apoyó, después, la candidatura de David Rivas para la Sindicatura de Cuentas.

De su parte, Rivas apoyó al rockero podemita Xune Elipe, expedientado por su propio partido, y tenido como un referente del asturianismo «anti-covadonguista». Su canción famosa, «Muammar» llama a la Reconquista «invento fascista», y dicen en la letra el rockero «Pelayu era un babayu», es decir, un imbécil.

El anticovadonguismo, ariete fundamental de la masonería asturiana, está, como puede verse, muy presente.

Carlos X. Blanco: Ensayos covadonguistas. Letras Inquietas (Febrero de 2023)